sábado, 7 de febrero de 2015

TOP 10: Clásicos Disney

Y por fin, como guinda del pastel, ponemos fin a este tri-top dedicado a Disney con el ranking más esperado de la (breve pero intensa) historia de este blog: las películas Disney.
Una vez más recuerdo que tomamos como posibles candidatos sólamente a películas creadas por la empresa Disney en sí, no por las que ahora le ha dado por ir comprando (lo que significa que las de Pixar tampoco las podré valorar en esta ocasión a pesar de que lleve con Disney desde la edad de piedra... y como dato curioso, si pudiera puntuar a Toy Story estaría sin la menor sombra de duda en el primer puesto, de fijo). Y en cuanto al criterio, sólo voy a usar el mío propio, que creo que ya es bastante enrevesado de por sí. ¿Sí o qué?
"Todo empezó con un ratón..."

10. Mira que yo no soy muy de princesas Disney, pero esta película me encantaba. Esto puede deberse a que La Bella Durmiente, aunque no lo creáis, es el antepasado de todos los éxitos del género fantástico El Señor de los Anillos, Beowulf, Juego de tronos... ¡todos tienen sus raíces en historias como ésta! Y en la versión de Disney se ve con bastante claridad.
¿Qué me decís de los discípulos de Maléfica? ¿No pasarían con tranquilidad por auténticos Uruk-Hai? Y la metamorfosis de la bruja en el inmenso dragón negro impacta hasta al más pintado. Qué pena que se la hayan cargado completamente con la nueva película de Angelina Jolie... ¡sí, qué queréis que os diga, me parece una cagada de proporciones monumentales! Pero en fin, volviendo al clásico otra de mis partes favoritas es la de las tres hadas en la casita del bosque, intentando hacerle a Aurora los regalos por cumplir la mayoría de edad, pero trabajando sin usar la magia. No dudan en poner a la eterna despistada (y al parecer miope y/o analfabeta) Fauna a hacer el pastel, mientras las otras dos hadas se pasan la hora peleando por cambiar el color del vestido de la princesa. Es tremendo, todas las escenas de las hadas son bastante buenas en general.
9. Quizás la más infravalorada de todas las películas clásicas de Disney sea Robin Hood, probablemente debido al reciclaje de fotogramas de otras películas tan exagerado que nos muestran durante todo el film. La razón es que la empresa del ratón pasaba por una no muy buena racha económica, lo que les llevó a realizar una película de animación invirtiendo en ella la cifra más baja hasta la fecha.
Y no, como podréis comprender, no sé el valor real de esa cifra. Muchos de vosotros os habréis dado cuenta de esas escenas tan parecidas de la canción de Juan, el rey inglés pelele en el bosque con escenas de Los Aristogatos o del baile de los enanitos en Blancanieves. Y el improvisado partido de rugby en la corte del rey Juan es casi idéntico al rescate de Mowgli del rey Louie en El libro de la selva. Os dejo aquí un vídeo bastante completito sobre el asunto.
Y bueno, Sir Hiss y Kaa o son hermanas gemelas o la misma serpiente en diferentes épocas...
Buen detalle el de ese diente. Unos máquinas los de Disney.
Pero bueno, dejemos a parte el tema del reciclaje, porque de ese tema también tendría para hablar sobre Merlín, el encantador, y hoy no he venido aquí a eso. Robin Hood me encanta básicamente por tres razones: lo bien que funcionó en este caso el cambiar personas por animales antropomórficos en una leyenda popular; las carcajadas que me salen solas en los momentos cómicos del rey Juan y Sir Hiss, que no son pocas; y las canciones, que aunque quizás no lleguen a la altura de otras obras maestras de Disney son muy entretenidas, desde ese silbidito inicial que me ha acompañado durante muchas excursiones y etapas del camino de Santiago (los que habéis venido conmigo lo recordaréis) hasta la melancólica balada de Jamás en Nottingham. Genial película.

8. Para un amante de la mitología clásica como lo es un servidor, no podría menos que poner en un puesto de este ranking a Hércules.
Sé que muchos me diréis "¡Pero cómo te puede gustar Hércules, si se inventa toda la historia y no es fiel a la versión original y chapaschapaschapas!". Bien, hermanos, es que es una película para niños. Si esperáis que alguien se trague una versión cinematográfica de la Ilíada o del mito de Heracles totalmente fiel a los escritos originales, a parte de que toda persona con un mínimo de cultura clásica y literaria sabe que no iba a funcionar (por el simple hecho de que la literatura y el cine no tienen nada que ver y cuando pretenden ser lo mismo tienen por costumbre dar a luz a auténticas aberraciones), está el factor de que ningún niño conservaría recuerdo alguno de su infancia sin que le viniera a la mente el trauma que le causó dicha hipotética película "fiel a la realidad". Nunca me ha gustado ser el tono discordante, pero qué se le va hacer, suelo serlo muy a menudo. Amo la cultura clásica pero me gusta Troya, amo el arte romano y me gusta Gladiator, aunque sea consciente de que ambas pelicúlas (obras de arte en mi opinión) se caguen descaradamente en las historias originales o en la cultura de aquella época, con vestidos atemporales y dramas innecesarios. Pero me encantan, porque las veo como lo que son: historias basadas en, no adaptaciones idénticas. Son términos distintos. Por eso siempre he entendido que Hércules no tenga nada que ver con el mito de Heracles auténtico. ¿Qué niño iba a entender que Zeus había tenido un romance con una mortal y que el protagonista de la peli, véase el bueno, se ha cargado a su familia y para eso tiene que redimirse haciendo doce trabajos por orden de la madrastra celosa que causó dicha atrocidad? ¿Queréis más razones?
¿Alguien más? ¡Os lo digo en latín si queréis!
Y volviendo al asunto, me encanta Hércules por sus personajes: desde Filoctetes (el sátiro enano y gordo de Danny de Vito, es como verle a él en pantalla), Pegaso (gran idea el poner a un jamelgo casi sin cerebro en el cuerpo de uno de los animales más majestuosos de la mitología... es que es tan absurdo que me hace reír, de verdad), Pena y Pánico (unos Lenny y Carl en potencia, que protagonizan los momentos más cómicos de la película) y un Hades que se corona cada vez que sale en pantalla (ya hablé de él en el ranking de villanos Disney). También destaca el ritmo de todas sus canciones (un detallazo esas musas cantando Gospel) y las referencias a la mitología, que si las pillas son bastante chistosas. La recomiendo a todo el público, joven y adulto, y en especial a los que venís por letras como el abajo firmante, que se pasa un rato bastante entretenido relacionando los gags de la peli con la realidad.

7. Una de las más olvidadas de las primeras películas, y una de las que más me gustaban a mí de pequeño. Lo primero que siempre me ha gustado de Disney es la buena música, y hay pocos clásicos que superen a Los Aristogatos en este campo.
Desde la canción introductoria y el pegadizo soniquete de los gatitos tocando al piano Escalas y arpegios hasta la canción de Thomas O'Malley y el memorable Todos quieren ya ser Gato Jazz. Esta última es brutal, cada detalle, cada compás. El gato italiano del acordeón, el siamés de acento asiático a la batería y tocando el piano con los palillos chinos, el guitarrista inglés de atuendo hippie, el ruso enorme y gris con su violonchelo y el mítico gato francés, el Gato Jazz, con esos solos de trompeta tan recordados. Y no sólo destacan las canciones, también la música instrumental. Y es que no podía ser de otra manera, siendo una película ambientada en París, por muy infantil que sea la trama. Cada uno de los personajes refleja un gran trabajo de doblaje, tanto en la versión original (sí, claro que me la he visto en inglés) como en la de aquí... el francés cerrado del caballo Frou Frou, la vocecilla aguda de Roquefort, el acento inglés de las gemelas ganso... ¡las gemalas ganso! ¡Ojo al retrato tan improvisado de la cultura inglesa que nos meten aquí: las dos gemelas cotillas y charlatanas! Y luego está el tío Waldo... ¡qué grande!
Confieso que todavía hoy me río a carcajada limpia con esta escena.
Pero creo que mis personajes secundarios preferidos en esta película son los dos perros. Dos sabuesos que se dedican a perseguir y atacar todo lo que se les pase por delante. Las escenas de Napoleón y Lafayette (lo de los nombres es otro puntazo a favor) no tienen precio. Pero en fin, es que en esta joya de la animación no se salva ninguno. Hasta los personajes principales son bien simpáticos, y mira que es raro, porque en las primeras películas de Disney uno suele acabar harto de los protas después de los quince primeros minutos. Pero no es el caso, de hecho uno de mis personajes favoritos de toda la franquicia es Toulouse (para los sininfancia, el naranja). Llamadme niño, pero yo es que me parto cada vez que aparece. Es como ese amigo que aparanta ser normal pero en realidad monta la fiesta con cualquier tontería, y que cualquier frase que pronuncia no sabes por qué pero suena ingeniosa. ¡Me encanta!

6. La mejor historia de Las mil y una noches tuvo una representación genial (ba-dúm tsss). Aunque ya sabéis (deberíais) por los anteriores Top de Disney mi opinión de las canciones y de Jafar, no puedo negar que Aladdín en sí es de mis pelis preferidas también.
Aunque la trama del acontecimiento mágico que transforma a un pobre en un triunfador está ya algo clicheada, quizás sea el toque árabe lo que haga que en Aladdín funcione tan bien. No hay mucho más que decir... el Genio es uno de mis personajes favoritos de todo Disney, y el doblaje de Robbin Williams (D.E.P.) en la v. original y Josema Yuste en la traducida son insuperables. ¡Gran trabajo!
5. Una historia de auténtico amor por la familia, un montaje cultural excelente, personajes recojonudos y ante todo una redención por parte de Disney después de haber tratado a las mujeres como meros premios para los héroes masculinos desde la creación de la empresa. Mulán marcó un antes y un después, no lo olvidemos.
El problema que tenemos hoy en día está muy bien descrito por mi amigo Lynx en su reciente Hater Review de Frozen (la parte a la que me refiero está a partir del minuto 23:15, pero veos el vídeo entero que merece la pena)... se nos ha impuesto el modelo de Elsa como la nueva personaje guay y feminista en contrapartida con otras princesas Disney más clásicas que resultaban verdaderamente inútiles sin la intervención del oportuno príncipe listo, fuerte y valiente que al final las salvaba y agenciaba para vivir felices y comer perdices (Blancanieves, Aurora, Ariel, Yasmin...), ¡pero es que es un error! La única razón (y la más absurda) de que Elsa sea un modelo anti-machista es que no tiene un hombre en su vida (y por cierto, dadle tiempo a Frozen 2 para que se acabe el chollo). ¡Pero de mujer modelo no tiene nada! Vive toda su vida encerrada en sí misma como un ermitaño, es incapaz de controlar ni sus poderes mágicos ni su relación con el resto del mundo, demuestra no tener la más mínima responsabilidad para gobernar un reino, es engañada por el villano de la película de la manera más absurda y, para colmo, todos sus problemas acaban solucionándose por un soprendentemente oportuno momento mágico. ¡Sí, mágico, nada de amor! Si tenéis más dudas ved el vídeo de Lynx, de verdad, no os arrepentiréis.
¿Nadie más se ha dado cuenta de que Olaf al revés es...?
A lo que me refiero es a que tenemos que cambiar el chip y volver dieciséis años atrás para ver un verdadero modelo de mujer, valiente, honorable, autosuficiente y que sí que demuestra un auténtico amor hacia sus seres queridos: primero salva a su padre de ir a la guerra, luego salva la vida a Shang, el machomen de la película, y también salva al emperador y a toda la corte de un ataque de los hunos. ¡Es tremenda! Un verdadero ejemplo a seguir. Y también le tengo un cariño especial a Yao, Ling y Chien Po... me meo cada vez que aparecen, son desternillantes.
4. Ah... París. Toda película ambientada en París puede conmigo. Y no os habéis encontrado El jorobado de Notre Dame en el ranking por un pelo, sería la nº11. Diría incluso que está por encima de La Bella Durmiente en mi lista de favoritas, pero ya he hablado suficiente de Quasimodo y compañía en los tops anteriores (aunque sólamente haya hablado de Frollo... bueno que da igual, total, conociéndome es probable que haga una review de la historia como hice con el musical de Los Miserables). Pero sea como sea, La Bella y la Bestia gana a todas las anteriores por goleada.
Los protagonistas, los secundarios, el villano, las canciones, los decorados... todo es perfecto. De hecho, para mí La Bella y la Bestia sería la mejor película de no ser por un pequeño detalle que sí que nunca perdonaré a Disney: la película, una moraleja casi literal desde la primera escena de que la belleza está en el interior, termina con la transformación de Bestia en un príncipe. Eso ya de por sí es sumamente hipócrita, porque si Bella le amaba tal y como era... pero en fin, no es el mayor de los problemas. ¡¿Soy el único que piensa que Bestia era más guapo de monstruo que de persona?! ¡Menudo coco, por Dios, que es más feo que los niños de Mary Poppins, y eso ya es decir!
Bueno... igual más feo no. Pero cerca les anda.
A pesar de ello (en realidad son minucias), la película es genial y una de las mejores de toda la franquicia. ¡Vamos ahora con los tres finalistas!

3. ¿Quién no ha pensado alguna vez en volver a ser niño para no crecer nunca jamás?
Peter Pan siempre ha sido una de las películas más representativas de Disney. Quieras que no es una historia de aventuras: barcos piratas, tesoros escondidos, indios salvajes, sirenas, hadas, polvos mágicos que te hacen volar... ¡de lo mejorcito que ha hecho Disney hasta ahora! Para mí tiene un significado bastante importante, y de hecho muchos de los mensajes que transmite esta historia los estoy intentando recopilar en la tercera parte de mi libro (yo voy a por todas, ya lo sabéis). Las canciones son muy bonitas también, y los personajes, desde Peter y Garfio hasta los niños perdidos, están muy bien realizados. Mis preferidos siempre fueron Juan (gafas, paraguas y chistera; siempre me llamó la atención que un niño fuera así por la vida) y Osezno, el niño perdido gordito que lleva una cachiporra. Es curioso que una película cuya protagonista tiene una cara peligrosamente idéntica a otra heroína de otra película Disney haya tenido tan buen resultado.
No canta ni nada, qué va... ¡pero nada, minucias! Es sólo para que veáis que aunque me encante una película puedo ser objetivo y sacarle fallos, aunque sean ridículos.

2. Cómo no, sería muy difícil hacer un ranking de películas Disney en el que El Rey León no ocupara uno de los primeros puestos. Una película estupenda, y ante todo una obra de arte.
La verdadera razón de ser de El Rey León, su esencia, radica en la majestuosidad que la rodea. La historia, los personajes, la ambientación... todo encaja a la perfección. No voy a decir más porque todos nos sabemos casi de memoria la pelíc... (¿...?) ¿Cómo que Sergio no ha visto El Rey León? (¡¿...?!) Nah, eso es imposible. ¡No me toméis el pelo...! (¡¿...?!) Me parece increíble. Amigo mío, menos pegar tiros y leer libros de guerras de hace tropecientos años, y ponte a revivir la infancia con esta película. Y no te molestes en ver la 2, por mucho que te digan. Nada que ver con la primera parte. Y por cierto, esto ya para todos, no sé si habréis oído toda la historia de Juan Carlos Monedero, el de Podemos, y esta película. Es que esa no sé si la conocéis, que el segundo del coletas habló en una entrevista hace unos cuantos años del poder de la empresa Disney para adoctrinar a los niños y educarles contra las sociedades anti-capitalistas. Concretamente aquí les pone una mala imagen de los árabes. Ya veis, ahora resulta que Scar es de la yihad. Os pondría el enlace de la entrevista pero no quiero llenarme la entrada de virus... os lo digo todo con que empieza el discursillo afirmando: En primer lugar hay un elemento radical de monarquía en El Rey León. Ojo, monarquía en El Rey León. Qué máquina el tío, nos descubrió América. ¿Pero qué se fuma este hombre? ¿Alguien me lo puede explicar? En fin, ante estupideces similares lo mejor que se puede hacer es correr un tupido velo... y yo aún diría más, ¡Hakuna Matata!

1. En una casa de cinco hermanos cada uno tiene como mínimo una película favorita y característica, que ponía una y otra vez hasta que rayaba la cinta o directamente el reproductor de VHS (qué tiempos). Yo tenía dos: Toy Story y Tarzán.
La historia del hombre mono siempre fue mi favorita. Recuerdo que cuando veía la escena de la estampida de elefantes, por alguna extraña razón, entraba en algún tipo de trance y empezaba a correr por los pasillos agitando los brazos como un descosido y llamando a todas las puertas de la casa. Cosas de la niñez... creo. Me encantaba toda la película, todos los personajes. Tenía un peluche de Tantor que barritaba igual que en la película... y las escenas de Terk y los monos jugando con las vajillas del campamento también me volvían loco.
Ojo al cameo tan improvisado de Chip y la Sra. Potts.
De hecho tenía por casa un CD con la banda sonora de la película (de un genio como Phil Collins... qué os esperáis), y me pasaba las tardes poniendo las canciones y reviviendo yo sólo la película. Qué recuerdos... en fin, aquí me he topado con un muro porque me pasa lo mismo que con los dichosos Miserables, que me gustan tantísimo que me cuesta un montón hacer una crítica objetiva. Tarzán es brutal, en todos los sentidos. Un protagonista fuerte pero simpático (el adjetivo exacto sería guay, sin más), una heroína algo tonta pero que sabe apañárselas sóla, un villano despiadado (la última escena de Clayton me parece una de las más macabras de Disney, aunque de eso sí que no os esperéis ningún Top... por ahora), momentos para reír y para llorar, y canciones más que memorables. ¡Una obra maestra!
Y esto siempre me ha hecho mucha gracia, no me preguntéis por qué.
Aquí lo dejamos por hoy. Hasta más leer, miserables. Y citando a Goyo Jiménez (de los mejores monologuistas de este país... y no digo más por no adelantar futuras entradas):
¡Recomendadme a vuestros amigos, pero sobre todo a vuestras amigas!

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