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martes, 31 de marzo de 2020

En cuarentena 1x30: "Sillas y mesas vacías" (Los Miserables)

No hay palabras que describan
lo que siento en mi interior,
estas sillas, hoy vacías,
son la imagen del dolor.

Este sitio fue la cuna
de la noble rebelión,
cantaba en pos de un mañana
que jamás amaneció.

Esa mesa de la esquina
era un mundo por nacer,
un rosario de canciones,
las puedo oír aún...
los bellos himnos al valor
murieron con un grito
en aquél amanecer
sin sol.

Yo no pude acompañaros,
perdonadme, por favor.
No hay palabras que describan
lo que siento en mi interior.

Me parece ver su sombra,
su señal en la pared.
Estas sillas, hoy vacías,
fueron suyas una vez.

Ya no sé si vuestra muerte
ha tenido algún valor.
Estas sillas, hoy vacías...
su canción aquí murió.

martes, 10 de marzo de 2020

En cuarentena 1x09: Cómo aprobé filosofía gracias a Los Miserables (2ª parte)

Aquí tenéis la continuación de la disertación sobre la peli de Los Miserables que, como ayer os comenté, fue la responsable de que aprobase filosofía en la convocatoria de septiembre de 1º de bachillerato. Que os aproveche, campeones.
Documento gráfico del día que fui con mis padres a ver el musical, aquí os dejo la reseña. Qué jóvenes...

lunes, 9 de marzo de 2020

En cuarentena 1x08: Cómo aprobé filosofía gracias a Los Miserables (1ª parte)

Releer el discurso de graduación este sábado me ha traído preciados y muy diversos recuerdos de mi etapa en el instituto, especialmente de los dos últimos años que con tanta presión oprimen al estudiante medio y tantísimas carcajadas nos supusieron a mis amigos y a mi. Expulsiones al pasillo, escaqueos para jugar en la nieve, partidas de cartas en plena clase y canciones de Bocelli a capella desde las últimas filas son solo un par de las muchas anécdotas que se me ocurren a vuelapluma sobre el bachillerato, y no he podido evitar rebuscar entre mis cuadernos de aquella época (donde asoman solo un par de hojas de apuntes entre letras de canciones, caricaturas de profesores, rankings de películas e interminables listas de Pokémon) para dar con la solución a una de las incógnitas que muchos de mis compañeros se plantearon allá por 2014: ¿cómo conseguí aprobar la asignatura de filosofía en 1º de bachiller?
Un martes cualquiera a cuarta hora, cumpliendo la rutina.
El drama inició con una simple mirada de complicidad, no tan inocente como insonora, entre mi buen amigo Zapico y un servidor. Las insoportables lecciones de filosofía que impartía aquel sujeto al que todos terminamos por coger cariño nos provocaba tal somnolencia que, con tal de no sucumbir al tedioso tono de voz que nos adoctrinaba, cualquier excusa era buena; pero lo cierto es que aquel día no nos dio por jugar al póquer ni tararear entre dientes el himno del F. C. Barcelona (historia que da para otra entrada), así que simplemente me di la vuelta y nos miramos con una expresión que, eso sí, no daba pie a malas interpretaciones: "qué coñazo". El simple gesto de volverme provocó nuestra expulsión al pasillo, donde pasaba tantas horas al día que ya había memorizado el número de baldosines y la frecuencia con que parpadeaban por minuto las luces del baño de los chicos (esos en los que, como intentaron censurar en mi discurso, no había váteres). Que por una vez me echasen acompañado, y encima de uno de mis mejores amigos, insufló en ambos la confianza suficiente para plantar cara al tirano y negarnos a hacer las tropecientas copias que nos mandaría entregar al día siguiente, con (a toro pasado) jocosas consecuencias: nos aseguró que, siendo bien conocedor de lo proclives que éramos a estudiar a última hora, era totalmente imposible que aprobásemos ese curso y haría todo lo que estuviera en su mano para procurarlo. Fue la excusa perfecta para no dar palo el resto del año lectivo, y limitar sus clases a estudiar los exámenes que tocaran la hora siguiente o sabotear dulcemente las clases de filosofía con fines meramente lúdicos (y sanitarios, pues desarrollar somnolencia crónica a los 16 años no puede ser bueno... todo fuera por el bien común).
Acabé presentándome en septiembre por mi negativa a seguirle el juego al susodicho, lo que tiene el orgullo... la cuestión es que el examen no era el único requisito para salvar la materia, y era necesario presentar una serie de trabajos respondiendo a cuestiones concretas de corte filosófica. En lugar de cumplir con el formulario estándar que proponían como modelo, decidí lanzarme a redactar una tesis de unas veinte páginas sobre la película musical que había marcado mi adolescencia hasta el punto de ser una canción de la misma la que interpreté sobre el escenario en la graduación, como os relataba el sábado: los Miserables. El contenido fue lo suficientemente enriquecedor como para plantarme, sin expectativas de ello, en un notable alto como media del expediente académico.
Me parece razón más que suficiente para presentaros, dividido en un par de entradas, el trabajo con el que realicé tan ardua tarea. No he vuelto a retocarlo desde aquel tiempo, por lo que ateneos a lo que buenamente redacté hace ya seis años. Con todos vosotros, mi anteproyecto de tesis sobre los Miserables.

viernes, 6 de febrero de 2015

Un espectáculo incomparable

"Los Miserables te permite conocer la vida como nunca la conocerías simplemente viviendo"
(Mario Vargas Llosa)
Es curioso como algo tan pasajero como una historia pueda tener tantas repercusiones. En la manera de pensar, en el punto de vista de las cosas, en los sentimientos... en la vida misma. Han pasado ya dos meses, y todavía me parece que sigo allí, sentado en mi butaca del teatro a punto de ver por fin Los Miserables. Y cómo me gustaría...

lunes, 8 de diciembre de 2014

"Estrellas" (Los Miserables)

Hay entre las sombras
un hombre que huye
falto de Dios,
falto de fe.
Dios es testigo:
no voy a ceder
hasta verlo en prisión,
hasta verlo en prisión.
Él sigue el rastro del mal,
mío es el rastro de Dios,
y a quien sigue la senda del justo
lo premia el Señor.
Y a los que ya llamó Lucifer,
el fuego, el dolor...

Sois una multitud,
sois incontables,
recias estrellas,
glorioso retén,
inmenso mar de luz
mudo y tenaz,
sois guardianes del bien,
sois guardianes del bien.
Sabéis que sitio ocupáis
y vuestro curso final,
siguiendo los siglos giráis y giráis,
y eso siempre es igual.
Y a los que ya llamó Lucifer,
¡las llamas y el mal!

¡Y así ha de ser,
y así lo escribieron
en el cielo los ángeles:
quien hizo daño y quien cayó
no puede entrar!

Oh, Dios: justicia,
que yo lo vea
pronto en prisión,
juro no parar.
¡Testigos serán las estrellas y Dios!

viernes, 21 de noviembre de 2014

TOP 10: Canciones de "Los Miserables"

Aunque con ése título... no sé yo si hará falta mucho encabezado.
El caso es que esta tarde voy (¡por fin!) a Burgos para ver la puesta en escena de la versión española de Los Miserables, como bien sabéis todos los que me conocéis y habéis aguantado mi infinita "cuenta atrás" estas últimas semanas. Me pensaré seriamente lo de hacer una crítica (objetiva e imparcial, dentro de mis posibilidades como fanático del musical) después de haber disfrutado de la función, pero antes de ello quisiera dejar constancia de las altas (altísimas) expectativas que llevo y llevaré encima cuando me siente en mi butaca a tiempo (o eso espero) de escuchar el potente acorde que da comienzo al Prólogo. Espero y tengo la seguridad de que me impresionará aun si cabe más de lo que ya de por sí me espero.
Para los que por alguna desgracia de la vida no conozcáis todavía esta obra (lo cual si sois alguien mínimamente cercano a mí es más que improbable) no os pienso hacer ningún tipo de sinopsis. Tendréis que ver la película, leer el libro o, si tenéis esa suerte, ir a ver el musical en directo, lo cual ya os adelanto (incluso antes de haberlo vivido yo mismo) que superará con creces las dos experiencias anteriores, que ya de por sí, por lo menos en mí, han marcado un antes y un después en la historia de la mia vita.
Y por supuesto, prometo no hacer ningún spoiler importante. Que sé que jode lo suyo, ¿verdad, José Carlos?