un hombre que huye
falto de Dios,
falto de fe.
Dios es testigo:
no voy a ceder
hasta verlo en prisión,
hasta verlo en prisión.
Él sigue el rastro del mal,
mío es el rastro de Dios,
y a quien sigue la senda del justo
lo premia el Señor.
Y a los que ya llamó Lucifer,
el fuego, el dolor...
Sois una multitud,
sois incontables,
recias estrellas,
glorioso retén,
inmenso mar de luz
mudo y tenaz,
sois guardianes del bien,
sois guardianes del bien.
Sabéis que sitio ocupáis
y vuestro curso final,
siguiendo los siglos giráis y giráis,
y eso siempre es igual.
Y a los que ya llamó Lucifer,
¡las llamas y el mal!
¡Y así ha de ser,
y así lo escribieron
en el cielo los ángeles:
quien hizo daño y quien cayó
no puede entrar!
Oh, Dios: justicia,
que yo lo vea
pronto en prisión,
juro no parar.
¡Testigos serán las estrellas y Dios!
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