miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Feliz 2015!

Bien, mis más allegados. Un día más. Sólo quería compartir con vosotros unas pocas palabras en este día, en el que una vez más nos decidimos a despedir un período de nuestra vida para darle paso a uno nuevo. No pretendo ni mucho menos daros ningún tipo de lección hoy, pues hasta las orejas estaréis la mayoría de vosotros de escucharme hablar sin parar y de leer mis barbaridades en la página que (quiero pensar que) frecuentáis; por lo que sólo quiero desearos lo mejor. Desearos lo mejor en este nuevo año que se abre ante todos nosotros, ante esta nueva oportunidad de vivir nuestras vidas rodeados de felicidad, de colmar nuestros corazones de amor y alegría en estos tiempos en los que es tan necesario, y tan escaso. Os invito a dedicarle diez únicos segundos de este nuevo año a, desde lo profundo de vuestras mentes, asumir la responsabilidad que conlleva el vivir un año más, la seriedad de recibir un nuevo don, sí, un don en forma de año, un don que se nos concede de poder vivir más tiempo y de poder acercarnos más a la felicidad. Si de algo me ha servido tanto Platón y Aristóteles durante estos dos últimos años ha sido para asumir que mi principal objetivo en esta vida es alcanzar la felicidad, o en su defecto algo que se le parezca bastante. Y me alegra (y aunque suene a cliché, me llena de orgullo y satisfacción) haber conseguido al fin asimilar que un nuevo año no es sino una nueva oportunidad para acercarme más a esta felicidad. Y una oportunidad bien larga (al igual que los años, algunos más que otros). Cómo dicen en el musical de Rent "525.600 minutos, 525.600 momentos de amor" (inciso: teniendo en cuenta que 2011 y 2012 fueron mis años de viciado a Jesucristo Superstar y que 2013 y 2014 lo fueron de Los Miserables, es muy probable que sea este espectáculo, el de Rent, del que no pare de hablar en los dos años venideros; y ojo, tampoco os quiero decir con esto que vais a dejar de oírme entonar la canción del pueblo, gritar RED y BLACK o jurar ante las estrellas por vigésimo quinta vez que atraparé a Jean Valjean, ya que mis vicios no son sustitutivos, sino complementarios; más bien es algo acumulativo). Así que, sin más, quisiera dar gracias por haber vivido con mi energía positiva habitual e incondicional este 2014; por mi melódica y sus infinitas melodías; por haberme permitido seguir en la orquesta; por haber cantado un año más en Pascua; por haber visitado Roma; por haber vivido la experiencia de ser monitor en Perbes; por haberme dejado revivir mi infancia con mis primos un año más; por cada momento al lado de mi familia y de mis amigos; por vosotros, mafiosos, y por todas las cenas, copas y largas noches compartidas con vosotros; por haber empezado a escribir un tercer libro; por haberme dejado ver Los Miserables en directo, y porque a pesar de lo que augurara Ramón pude disfrutar de las voces de Daniel Diges y de Ignasi Vidal; porque hemos empezado a organizar el musical de Jesucristo Superstar, y porque estoy seguro de que saldrá adelante; porque una vez más hemos podido animar el ambiente de la Calle Ancha con nuestros villancicos; por haberme dejado hablar con Lynx; por haber visto juntarse de nuevo a Póker de Voces; por haberme decidido a abrir este blog (y por los proyectos no tan prósperos en YouTube); y por los momentos no tan felices que he vivido a lo largo de este año, y las experiencias de las que podré aprender y que tendré presentes el resto de mi vida. Por esto y muchas cosas más, ¡gracias de corazón! Y con unas ganas tremebundas de escribir pero unas aún más ardientes de cenar, os dejo. ¡Hasta más leer, miserables; disfrutad de la noche y atragantaos con las uvas para empezar el año con una buena arcada! ¡Y feliz 2015!

No hay comentarios:

Publicar un comentario