sábado, 27 de diciembre de 2014

TOP 10: Las últimas patochadas de "El Hobbit"

Bienvenidos una vez más, mis mafiosos habituales. Siento haber estado ausente estos últimos días y haberme saltado los dos compromisos semanales de esta cada vez más recurrente página, pero en fin, qué se le va a hacer. Las fiestas a veces no traen sólo regalos, también algún que otro disgusto. Yo por ejemplo he perdido mi derecho al ordenador personal durante el resto de las vacaciones. Bonito final de año...
Pero no vengo a amargaros las fiestas con anécdotas y desdichas personales, no. No es mi estilo. Esta vez prefiero romper la norma de no incluir SPOILERS en mis escritos para abordar un tema que me lleva incomodando bastante en mis largas noches de insomnio, concretamente desde el viernes pasado. Sí. El viernes en el que fui por fin a ver El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos, el capítulo decisivo de la historia cinematográfica de la Tierra Media.
Bueno, "decisivo"... hasta que les dé por pifiarla con el Silmarillion. Dadles tiempo.
Como todo fanático del universo de Tolkien y su adaptación al cine, esperaba la última parte de esta trilogía con un nerviosismo especial, después de haber visto el tráiler. Dios mío. El tráiler. ¿A quién no se le ha hecho la boca agua al escuchar las lapidarias frases de Thranduil, Bardo y Saruman en el teaser de la película? Y qué decir tiene que después de un anticipo tan bien elaborado esperaba una película que, como mínimo, mostrase algo de acción y emoción en su momento dado y como objetivo primordial un mínimo carácter CONCLUSIVO con todo lo que ello conlleva. Craso error. Lo que me encontré fue con mi primera verdadera decepción desde que comencé a ver las adaptaciones de los libros de Tolkien en el cine (un total de cinco, contando con que La Comunidad del Anillo la vi desde casa, porque sólo tenía cuatro años; lo cual significa que vi Las Dos Torres en el cine con cinco añicos, como un señor). Y esto no significa que me parezca una cinta realmente mala. Digamos que... ¿habéis oído alguna vez elogiar alguna obra diciendo "nunca se hizo tanto con tan poco"? Pues dadle la vuelta y encontraréis un título perfecto para cualquier crítica de la tercera parte de El Hobbit. Joder, Peter... que nos tenías casi en bandeja. Pero en fin, a los hechos me remito; ya escribiré cuando tenga tiempo una buena crítica a la saga completa de El Hobbit (tal vez cuando salga la versión extendida de las tres partes, sería un buen motivo) argumentada y ejemplificada. Pero en este caso me quiero limitar a nombrar los diez momentos que hicieron que me retorciera en mi asiento el viernes pasado, y si me da la venada luego incluiré algunos "pros" de la película también. Si me da la gana sólo.
Ah, y por si no ha quedado claro: SPOILERS, Y ADEMÁS ENORMES.

10. Vamos a ver, Peter. ¿Era necesario? ¿Realmente era necesario sacar otra vez a Galadriel poseída como la niña de The Ring? No podías haber dejado que Saruman se encargara de todo, no... (que de eso hablaremos después), tenías que sobrecargar a una de las pocas actrices de tus películas que aún conservaba algo de dignidad (se salva la espléndida aunque innecesaria Arwen de Liv Tyler, porque las demás... dice la leyenda que si observas la actuación de Tauriel durante demasiado tiempo te entra ébola) y ponerla a caer de un pino. Macho, si es que es casi la única parte de El Señor de los Anillos (como todos los que me conozcan sabrán, en mi opinión la mejor saga cinematográfica de la historia) que no tiene ningún puñetero sentido: que salga Galadriel y en vez de ayudar a Frodo con su misión sin más se vuelva loca y "supere" ella misma una hipotética prueba para rechazar el anillo, ante la anonadada mirada del mediano. Que el pobre Bolsón está que flipa en colores... se pensará que por eso a los elfos les gusta tanto "el verde". ¡Venga ya, si es que ya fue una mierda en su día, no sé cómo se te pasó por la cabeza volver a probar suerte en esta película con una escena tan rematadamente absurda! No sé si conocerás a mucha gente que después de ver La Comunidad del Anillo haya dicho: "buah, qué buena ha sido la escena de la elfa en plan fumada perdida, ahí toda verde que te quiero verde... me he quedado con ganas de más". Y si de verdad conocéis a alguien así, yo lo siento, pero no le deseo precisamente demasiada alegría en estas fiestas.
El caso es que, volviendo a El Hobbit, la dulce y apacible reina de Lórien, sin comerlo ni beberlo, empieza a irradiar un resplandor verde que hace que (sin ninguna razón física aparente) Sauron salga volando de la fortaleza abandonada y caiga en Mordor, TOCOTÓ. Como si lo hubieran lanzado con una catapulta, vamos, y ni por esas consigues tal precisión. ¿Estaba Barad-Dûr ya construida, y aterrizó directamente en el centro del ojo? En serio, sale volando sin ninguna razón, lo único que hace Galadriel es decirle a voces (con esa REPULSIVA y totalmente innecesaria voz gravísima y casi robótica que Jackson pone en esta película a los personajes cuando son poseídos por una fuerza mayor, que es de lo que va a versar el puesto nº9 de este mismo Top [SPAM]): "No hay sitio aquí para ti, siervo de Morgoth". Si es que esto es un no parar... ¿otra vez? ¿No se cansa Peter Jackson (o los guionistas, que en este caso no sé quién tiene más culpa) de meter "a ver si cuelan" nombres extraños (porque ya de por sí la historia tiene pocos) que a todo el que no sea un friki empedernido y se haya leído El Silmarillion le va a sonar desconocido? ¿Qué porcentaje de la sala del cine se piensa esta gente que va a saber quién es Morgoth, excluyendo a los que van vestidos de elfos de los bosques el día del estreno?
Innecesariamente ridículo.
9. Lo dicho. Me parece de un gusto pésimo que ensucien el papel de Thorin con ese absurdo tono de voz que le ponen cuando está poseído por el oro. Y me repatea aún más porque la actuación de Richard Armitage como Thorin es una de las pocas que salvo de la saga de El Hobbit, y en esta última película no es que sea una excepción, pero su brillantez queda bastante reducida cuando le ponen ese timbre tan ridículo.
8. El trol que rompe el muro con la jeta. Simplemente eso. Cuando salió en la pantalla simplemente aplaudí, y más de uno lo podrá corroborar. Olé, Peter. Con esa escena has demostrado que los tienes bien cuadraos. Manda huevos... Bueno, como no tengo foto de ese momento concreto os pongo un cartel. Sale un trol.
Anda que se han lucido, que en todos los carteles salen los tres que la van a palmar. No está cantado, ni nada.
7. En general, lo que más lástima me inspira de la última entrega de El Hobbit es el desaprovechamiento, de principio a fin. Teniendo tantas oportunidades de hacer alusiones memorables (bien hechas, no como las que nos encontramos) a El Señor de los Anillos, con la de tiempo que tendrían para desarrollar temas interesantes o que están aún en tinieblas después de las seis películas (mira, aquí sí que vería bien que desarrollaran más el tema de quién era Morgoth, o de quién fue realmente Sauron, y no se limiten a dejar caer nombres como quien tira un papel al suelo)... y en lugar de ello se pasan las dos horas de película mostrándonos personajes totalmente prescindibles, y escenas vergonzosas.
Un caso muy concreto y que me ha desilusionado como ningún otro es el de Saruman. Casi englobaría toda la parte en la que el Concilio Blanco acude a rescatar a Gandalf de Dol Guldur, la escena que más expectativas me creó al ver el tráiler. Empieza bastante bien, con Galadriel entrando en escena para animar a un Gandalf inconsciente mientras van surgiendo alrededor de ella los espíritus de los nueve Nazgûl, al son de la profecía de los Anillos de Poder pronunciada por el Nigromante, que ya se identificó en el clímax del episodio anterior como el mismo Sauron. Aparecen Saruman y Elrond, y se enzarzan en una pelea contra los servidores del Amo Oscuro, demasiado épica como para que la asimile el espectador. Hasta ahí brutal, todo bien, todo correcto, pero... todo eso ya aparece en el tráiler. Es en ese preciso momento cuando, de repente, Galadriel... en fin, no voy a tirar más de ese hilo: la sobrada del momento. El caso es que, después del momento drogas, Saruman insta a los dos reyes elfos a volver a sus terrenos y a asegurarse de que Gandalf y Radagast (ah sí, se me olvidaba, Radagast también estaba... sí, Radagast "el Pardo", el otro fumadete del grupo) estén a salvo: "que él se encargará de Sauron". Al oír por vez primera esa cita en el avance del film se me ponía la piel de gallina. Pero llega la película, pronuncia la frase... y ya está. Sin más, ahí se acaba la escena. Nunca se crearon tantas expectativas sacando un diálogo de contexto. Todo el mundo pensando en un duelo legendario entre los dos tiranos que décadas después asolarán con sus tropas de orcos la Tierra Media, una pelea de la que Saruman saldrá tan perjudicado que terminará corrompido por el enemigo y su anillo de poder... pero no. Es que dice la frase y ahí se acaba. De hecho ninguno de los tres sabios vuelve a salir en el resto de la película. Sólo Radagast (si se le puede considerar sabio), a lomos de una de las águilas que llegan a la batalla (tan oportunas como siempre, pero ahí no voy a hacer incisos porque sería meterme con Tolkien, no con la película, y no voy a osar tal). Espero que por lo menos hagan algo útil en la versión extendida y proyecten algo más de este asunto (ACTUALIZACIÓN: ¡Sorpresa! No lo hicieron). Esta es la despedida del gran Christopher Lee del legendarium tolkieniano llevado a la gran pantalla. 
Pero cómo les gusta dejarnos con la acción en el cuerpo, ¿no?
6. Alfrid. Casi no hace falta decir más. En la segunda peli es una copia baratísima de Grima en El Señor de los Anillos, y en el tercer episodio se convierte en un personaje que pretende ser cómico y no termina de ser cargante. En mitad de la Batalla aparece vestido de fulana rellenándose el escote con monedas de oro. Realmente, ¿a alguien le hizo gracia? Hablo de humor inteligente, ¿eh? No de la típica risa cuando ves a un famoso darse un trompazo o cuando alguien se tira un pedo. Gracia de verdad. No sé, este personaje más que gracioso me parece repulsivo. Y ojo al momento sin sentido de "¿es que nadie piensa en los niños?". ¿Se quedaron sin ideas y decidieron hacer una referencia a los Simpson?
Al menos nos libraron de su estúpida escena final en el cine, aunque da cierta satisfacción...
5. Personajes de relleno. Vale que algún personaje tenga menos diálogos que otro, pero ya os vale... es que la compañía son trece enanos, y menos Balin y los tres que mueren en la Batalla ninguno dice gran cosa. Hasta el personaje de Dwalin está realmente desaprovechado, después de que sea el que intenta hacer entrar en razón a Thorin y también el que luego le acompaña a él, Fili y Kili (MONTADOS EN CABRAS, EN MALDITAS CABRAS MONTESINAS) a la confrontación final. No creo que hubiera costado mucho dedicar cinco míseros segundos de los que dedicáis a otros personajes innecesarios, como Tauriel o el maldito Alfrid, para que Thorin pidiera perdón a su amigo por amenazar con matarle. Digo yo, eh. Y qué decir de los demás, si es que la mayoría de los enanos no dicen ni media palabra, algunos ni aquí ni en toda la saga. Los pocos minutos que dedican en el rodaje a profundizar en los miembros de la compañía y van y los dejan para la versión extendida, como pasó con Bifur y Nori en Un Viaje Inesperado. Y el mismo caso es el de Beorn, un personaje al que introducen muy bien en La Desolación de Smaug (en la versión extendida, todo hay que decirlo), ¡pero es que la cosa se queda ahí! ¡En esta película lo que hace es casi un cameo: se tira desde un águila y empieza a repartir zarpazos, y no se ve nada más! El responsable de la muerte del comandante orco en el libro, y que en la película tenga tan poca relevancia... es una pena, la verdad.
Seguro que habría sido muy complicado usar dos minutos, no más, para el pobre Beorn.
4. Legolas... querido Legolas... no me voy a meter con tus nuevas lentillas, que ya forman parte de la crítica popular. Puedo olvidarme de que seas un personaje incluido en esta saga casi con calzador, puedo pasar por alto que te deslizaras con un escudo por las escaleras del Abismo de Helm, puedo hacer caso omiso de la "trompa-tobogán" del Mumakil en El Retorno del Rey, o de lo fantasma que resulta tu forma de subirte al caballo en el ataque de los Huargos, incluso puedo hacerme el tonto con el hecho de que en La Desolación de Smaug te pusieras a disparar flechas apoyado en la cabeza de dos enanos que viajan por el río en barril. Vale. Pero eso de controlar a un trol con un puñal clavado en el cerebro como si fuese un joystick del mando de la PlayStation no, por Dios. Y en la pelea contra Bolgo... ¡VENGA, TODOS CON SÚPER MARIO! Estupendo, joder, estupendo. Venga ya, si es que se pone a saltar de una roca en otra en caída libre. No os exagero, cuando ocurrió en el cine toda la sala se empezó a reír de lo absurda que resultaba la escena, y me da que en las demás sesiones ha pasado algo similar.
Qué escena más innecesaria, coño.
Algo bueno del papel de Legolas en este caso es, en primer lugar, que se queda sin flechas por primera vez en todos estos años, ¡ya era hora! (esto es Peter Jackson haciendo una parodia de sus propias películas, lo cual está bien pero llega un pelín tarde); en segundo lugar, la conclusión de su historia es más o menos satisfactoria. Parece que lo único para lo que sirve el romance absurdo de Kili y Tauriel es para poner un buen punto y aparte en la historia del elfo que enlace bien con Aragorn y su trama. Y hablando del dúnedain, es un buen "guiño" a la saga el hecho de que Thranduil le hable de Aragorn a Legolas cuando se despiden al final independientemente de la incoherencia para con los libros, pues no deja de ser una adaptación al cine. Buen recurso, no lo niego, pero... no sé, parece que esté hablando para subnormales. Primero le dice que debe encontrarse con un montaraz del norte (uy, ¿quién será teniendo en cuenta que Legolas no se separa de Aragorn, el montaraz por antonomasia, en las nueve horas y media de El Señor de los Anillos?); luego añade que es hijo de un tal Arathorn (ni idea oye, y mira que lo de "Aragorn, hijo de Arathorn" lo repiten cada vez que se presenta a un nuevo personaje en la saga); de dinastía real (no me suena, no... ¿cómo se llamaba la última película?); al que llaman Trancos (pues nada, hoy estoy en blanco). Venga ya tío, que traducido a la lengua común parece que te está diciendo: "Legolas, deberías conocer a una persona: Aragorn. Por cierto, es Aragorn. O sea, Aragorn ¿Oíste que es Aragorn? ¡ARAGORN!".

3. Disculpad mi vulgar lenguaje en estos últimos puestos de la lista pero... Thorin: el puto orco está vivo. En la pelea en el hielo con Azog, después de que haga que se hunda en el hielo con una roca (movimiento, de por sí, estúpido)... está el orco flotando bajo la capa de hielo, haciéndose el muerto de una manera súper gratuita, y el otro retrasado va y se pone a seguirle de cerca, poniendo cara de hipnotizado. Qué avería... se ve que Thorin pasó de ser el Rey Midas a Carlos II "El Hechizado". Si es que hasta hubiera sido más digno que el enano se diera la vuelta despreocupado y Azog lo apuñalase por la espalda, al menos no quedaría como un absoluto tolay. Para alguien como yo, para quien las confrontaciones finales son la parte central de un film (hacen que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo), que se hayan cargado de una manera tan tonta el último duelo que vamos a ver de la Tierra Media en el cine supone un delito artístico de una gravedad tal que no se puede expresar con palabras.
Es que se carga todo el clímax final. Absurdo.
2. Tauriel. En sí. Lo subrayo por si no os queda claro a primera vista. Era difícil que un personaje femenino en una saga me cayera peor que Elizabeth en Piratas del Caribe, pero oiga usted, la pelirroja gana por goleada. Es que me provoca hasta ira. Ya en la otra película era denigrante de por sí (inciso: Sheldon hablando klingon hubiera resultado más creíble que la dobladora de Evangeline Lilly chapurreando sortilegios élficos en La Desolación de Smaug), pero es que en esta... todo el mundo palmándola y nuestra querida amiga se pone a discutir con Thranduil sobre si es o no es amor, que parece la canción del Romeo Santos, AMENAZÁNDOLE CON UNA FLECHA, AL MALDITO REY. ¡¿Pero de qué mierda estamos hablando, amigos?! La llorica, en mitad de una batalla en la que todo el mundo se está masacrando. Y luego de que Kili la haya diñado (por su culpa, por su culpa, por su gran culpa) sigue en las mismas, la jodida. Nada, si no llega Legolas con sus piruetas fantasmales, Bolgo se la habría cargado mientras moqueaba sobre el cadáver del enano. Y eso sería una idea tan descabellada... ¿no creéis?
Hay que tener estómago para tragarte, compañera.
1. Pero lo que probablemente más DECEPCIÓN ha suscitado en mi corazoncito de mithril es que no hayan respetado la que, como antes dije, para mí sería la regla de oro a seguir en un capítulo que cierra una saga como ante la que nos encontramos: el carácter conclusivo. No puede ser que haya dejado tantísimas preguntas sin responder. O no os habéis parado ni siquiera a pensar...
¿Qué será del gobierno de Erebor, ahora que el último descendiente directo de Dúrin ha caído? ¿No podrían haber dedicado tres míseros minutos a honrar a Thorin, Fili y Kili en un funeral en condiciones para dos grandes guerreros y para un gran rey? ¿O para aclarar que la Piedra del Arca, motivo inicial de la Batalla que da nombre a la película, fue enterrada con Thorin junto a Orcrist (su espada); o que fue Dáin (el enano del puerco, para los menos enterados) quien sucedió a su primo en el trono? No, mejor lo dejamos para la versión extendida (ACTUALIZACIÓN: Así fue).
Me pasa lo mismo con los demás enanos. Se dejó bastante claro en la segunda película que Glóin es el padre de Gimli, pero bien podrían haber dejado que los enanos, uno por uno, se despidieran de Bilbo, y ahí meter alguna otra referencia al que en la siguiente saga será uno de los personajes más queridos por el público... y bueno, si mal no recuerdo los buenos de Óin, Bifur, Bombur (con lo fácil que resultó en las anteriores entregas crear algo de humor con el enano que nos recuerda a Obélix), Ori, Nori y Dori no dicen ni media palabra en toda la película. ¡¿Y Balin?! Bien es verdad que fue el único que dirigió una despedida como es debida a Bilbo cuando éste volvía a la Comarca... ¿pero es que nadie en el set de rodaje tuvo las pelotas de recordarle a Jackson lo relevante que será el destino de Balin en La Comunidad del Anillo? ¿Qué hay de la mítica pelea entre los miembros de la comunidad y el trol de las cavernas junto al sepulcro del enano de barba blanca en Moria? Ni qué decir tiene que podrían haber hablado de que Ori y Óin también perdieron la vida bajo el yugo del Balrog y sus súbditos. ¿Y no podían haber dedicado un par de fotogramas a mostrar la prosperidad de Bardo y el renacimiento de la ciudad de Valle? ¡Si es que hasta Tauriel, a pesar de ser tan rematadamente imbécil, tiene un final inmerecido! ¿No os choca que la última imagen que tengamos de Thranduil y la dichosa elfa sea junto al cadáver de Kili, sin que vuelvan a aparecer... qué se yo, entrando en el reino del bosque, tal vez mostrando que Thranduil había perdonado a Tauriel y la había vuelto a admitir como capitán de la guardia? Aunque lo mismo la dejó desterrada para siempre, que yo por lo menos no lloraría. Y aquí una vez más podrían haber mencionado (OJO, mencionado, ni siquiera pido que salgan en pantalla, sólo que le dediquen unos míseros segundos a cada personaje que ha tenido un mínimo de relevancia) a Saruman, Beorn, Radagast, Elrond... O SAURON, COÑO. ¡Si es que tenían la oportunidad perfecta de responder a una de las incógnitas más grandes de El Señor de los Anillos, y la han desaprovechado! Y es la siguiente... ¿cómo narices pasó Sauron de ser el todopoderoso guerrero oscuro a un ojo rodeado de llamas? ¿Simplemente surgió, así sin más, sin ningún motivo aparente? ¿Cuándo? ¿Qué hay de los Nazgûl? ¿Anduvieron vagando por las sombras tres mil años hasta los acontecimientos de la Guerra del Anillo? ¿Fue acaso porque Bilbo lo sacó de las Montañas Nubladas por lo que respondieron a su llamada de nuevo? ¡¿Por qué?! Pero nada, en lugar de eso prefirieron dejar que Galadriel enredase aún más la trama hablando del reinado de Angmar (venga, por si Morgoth no era suficiente aquí nos dejan otra referencia que sólo van a entender los que van al cine vestidos de hobbit), sólo para que Legolas después añadiera la perla de que su madre murió allí. ¡Claro que sí, tiene todo el sentido del mundo! Los únicos personajes que logran experimentar una conclusión aceptable en su arco narrativo son Legolas (tan aceptable que resulta rayante, como antes os he dicho), y los propios Gandalf y Bilbo.
Y eso que el epílogo es bastante decepcionante. Ojo, no digo que la escena esté mal hecha, la verdad es que a un servidor le emocionó ver como empalmaban con el comienzo de La Comunidad del Anillo, pero creo que podrían haberse ahorrado algún que otro segundo y haberlo aprovechado en mencionar a otros personajes, como ya he dicho. No te me cabrees, Peter, pero es que... después de ver CUATRO EPÍLOGOS CONSECUTIVOS en El Retorno del Rey... me esperaba algo más, qué quieres que te diga.
No produce esa sensación de "The End".
Y bueno, como hoy me he levantado de mejor humor y no tengo que cantar villancicos por la calle hasta el lunes, voy a nombrar un poco por encima lo que sí que me gustó de La Batalla de los Cinco Ejércitos:
  • La actuación de Martin Freeman como Bilbo a lo largo de toda la película (y la saga en general, quizás más flojita en Un viaje inesperado pero sólo en momentos puntuales), una gran representación de un hobbit que no tiene mucho que envidiar a las de Elijah Wood o Sean Astin como Frodo y Sam en las otras versiones, aunque para mí el mejor hobbit siga siendo el Pippin de Billy Boyd.
  • La brutal interpretación de Thorin por parte de Richard Armitage, sin ninguna duda el mayor descubrimiento de toda la saga de El Hobbit. Incluso en esta película, con sus variaciones de voz y su postureo en el lago de hielo luchando contra Azog, lo peta. El ver como el rey bajo la montaña se corrompe y se libera de la posesión del oro en una misma película no tiene precio, y es una de las pocas (poquísimas) razones por las que pagaría una vez más por ver esta película.
  • El ejército de enanos visto por primera vez en batalla, no pude evitar una sonrisa de emoción cuando vi a las tropas de las Colinas de Hierro desplegar su armamento para combatir a los orcos de Gundabad. Aunque bien podrían haber desarrollado un poco más la escena bélica de los guerreros barbudos, que han estado esperando su momento demasiado tiempo (ACTUALIZACIÓN: me complace ver que lo arreglan en la versión extendida, aunque me pone de peor humor pensar que podrían haberlo dejado en el corte de cine y no lo hicieron).
  • Un Dáin Pie de Hierro bruto, basto y subido a un puerco con armadura, interpretado muy bien por el siempre cómico Billy Connolly. Una pena que todo quedara en una "estrella invitada" en vez de desarrollar un poco más al que será el próximo rey bajo la montaña.
  • El resto de los actores que encarnan a los enanos actúan también bastante bien, en especial James Nesbitt como Bofur, Ken Scott como Balin y Mark Hadlow como Dori. Me gusta mucho también el toque bruto (más que en el libro) que le da Graham McTavish a su Dwalin. Fíli y Kíli también están espléndidos en esta parte, y me da que Dean O'Gorman y Aidan Turner verán ahora un nuevo horizonte abierto lleno de posibilidades de trabajo como los buenos actores promesa que han demostrado ser.
  • El ataque de Smaug al pueblo de Valle, y la consecuente muerte del dragón. Las partes de Smaug son las más memorables de la saga, rivalizando tal vez con la escena de los acertijos con Gollum en la primera entrega. Benedict Cumberbatch ha demostrado no ser sólo un actor experimentado, sino un gran doblador al ponerle la voz al Nigromante y a Smaug de una sola tirada.
  • La inclusión de un actorazo como Stephen Fry representando al gobernador de la Ciudad del Lago no está de más, aunque claro, al durar tan poco en pantalla en este último capítulo tampoco lo puedo valorar como se merece.
  • Pese a todo lo expuesto con anterioridad, la escena del Concilio Blanco en Dol Guldur no deja de ser apasionante, aunque quede truncada. Las actuaciones de Hugo Weaving, Cate Blanchett (cuando no se ha vuelto Hulk todavía) y Sir Christopher Lee siempre quedarán en nuestros corazones.
  • Gandalf limpiando su pipa junto a Bilbo una vez terminada la batalla, puede que sea la mejor escena de la película. Ahí es donde verdaderamente vemos que Ian McKellen es, indiscutiblemente, Gandalf.
  • La batalla en sí resulta súper épica, omitiendo los datos ya citados y alguna otra sobrada que me sacó del cine, como el carro volador de Bardo.
  • He quedado bastante conforme con la actuación de Luke Evans como Bardo. Me alegra que hayan escogido a alguien como él para este papel, que ha llevado con mucha madurez en comparación a otros actores de la película (Orlando Bloom por ejemplo).
  • A pesar de que el personaje de Thranduil ha sido mancillado con escenas ñoñas como la discusión con Tauriel, me parece que Lee Pace lo ha hecho bastante bien. No es "brillante", pero creo que ha dado lo mejor de sí. Pace ha conseguido mostrar por primera vez a un elfo que no es 100% bondad y espiritualidad pero tampoco deja de ser el honorable sucesor de los Altos Elfos que desea lo mejor para su pueblo. Después de hacernos ver su faceta más oscura al codiciar las gemas de luz en la Desolación de Smaug, aquí observamos a un rey elfo preocupado por los suyos a pesar de su obcecación con hacer pagar al rey enano por sus actos. Digamos que es un término medio, entre la honestidad de Bardo y la corrupción inicial de Thorin, que Lee Pace equilibra bastante bien.
  • Mira que me cuesta admitir esto, pero no me disgusta en absoluto que se modifiquen los datos literarios originales, ni en esta saga ni en ninguna otra. Siempre, claro está, que la historia siga teniendo un sentido y la calidad de las nuevas escenas sea al menos similar (lo idóneo sería que fuera mayor) a la de lo que podría haber sido respetar los datos de manera literal (nunca mejor dicho). Y me parece brutal la "indirecta" que nos cuela Peter Jackson en la primera película de El Hobbit cuando Gandalf habla a Bilbo de su antepasado Toro Bramador Tuk con una jocosa anécdota, y ante la protesta de Bilbo que alega que el mago se está inventando la historia, Gandalf responde: "Toda buena historia merece ser adornada". Y con esto quiero defender algunos cambios que se han hecho en el guión con respecto al manuscrito de Tolkien original, como la muerte de Fili y Kili en la Colina del Cuervo en lugar de defendiendo el cuerpo de Thorin como dice el libro, o la inclusión de Azog como villano principal cuando en realidad llevaría décadas muerto; y hasta defiendo que Legolas haya aparecido algo en la película (ACLARACIÓN: defiendo su participación en ella porque es totalmente lógica: en El Hobbit la compañía de enanos entra en el Reino Élfico del Bosque Negro, del que Legolas es príncipe, pero no es citado en el manuscrito porque no había sido aún concebido como personaje por Tolkien, pasarían años hasta que se le ocurriera crear al rubiales), sin negar lo que antes he afirmado, que el 90% de sus escenas (totalmente fantasmales) sobran. Es algo que si se lleva con moderación puede llevar a los lectores empedernidos hasta a cogerle más cariño a las historias del que le tenían habiendo leído únicamente los libros, aunque estos sean obra de un monstruo de la lengua como Tolkien.
Y yo creo que ya. Alguna cosa más me queda, pero la guardaré en la recámara para esa futura reseña de la Saga Completa, que no quiero dejar que caiga en el olvido ¡Hasta más leer, miserables!

2 comentarios:

  1. Lo del nombre de Aragorn es otra cosa que sólo entienden los fanáticos de Tolkien que se han leído los libros, y es que Aragorn ocultaba su verdadero nombre y su origen a todo el mundo para que Sauron no se enterara con sus muchas fuentes de información y espías de que aún había un heredero de Isildur en el mundo, porque en el momento en que se enterase iría a buscarlo para matarlo y para sonsacarle el paradero del Anillo, ya que su último poseedor conocido según las leyendas de la Tierra Media era el propio Isildur, de modo que era lógico pensar que su heredero podía saber algo de la sortija. Por eso Aragorn dejaba que lo llamasen con diversos nombres como Trancos.

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    1. Muy cierto. A veces me da algo de pena que las adaptaciones de estas maravillas al cine no entren en un factor tan crucial para comprender la esencia de uno de los protagonistas como lo es Aragorn en El Señor de los Anillos. Y conste que no opino que eso reste calidad a las películas.
      En general la historia de los anillos queda bastante eclipsada en las películas en favor de la trama más 'principal', tanto los que Sauron otorgó a elfos, enanos y hombres que queda relegada al capítulo inicial sobre la Última Alianza como la verdadera naturaleza del Anillo Único con el paso de los años (y no haciendo hincapié únicamente en la transformación de Gollum, dejando de lado los desvelos e intereses de miles de gobernantes que se desvivieron por encontrar el Único o noticias acerca de él... lo que también deriva en la subtrama de los palantires que también queda en segundo plano en las adaptaciones cinematográficas).
      Sin embargo no tiene mucho sentido que Thranduil envíe a Legolas a buscar a Trancos, dado que su figura apenas era conocida para aquellos elfos que no la habían compartido desde su infancia (como Elrond Medio-Elfo y sus parientes), en los libros se deja bastante claro que Legolas es un elfo que pertenece a su pueblo de origen hasta el preciso momento en que parte la Comunidad del Anillo (de hecho en la escena del Concilio de Elrond de la primera película se le ve acompañado de un cortejo de elfos del Bosque Negro, ergo no se fue a vivir con los montaraces "para no regresar" como se nos deja caer al final de El Hobbit). Se nota un poquitín que el personaje de Legolas metido con calzador en esta trilogía les jugó una mala pasada en cuanto a determinadas incongruencias argumentales derivadas de hacer (en algunos casos) excesivas referencias a El Señor de los Anillos.
      Pese a ello creo que los guionistas de El Hobbit no pretendían hacer referencia a los libros con este detalle en concreto, simplemente le dedicaban un guiño al 90% de los espectadores que fueron audiencia en su día de la Trilogía Original.

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