lunes, 15 de diciembre de 2014

Teorías y Leyendas: Viejos pirados, fantasmas y más mafiosos...

Sí, sé que prometí que nada de Pokémon durante varios meses, pero de perdidos al río prefiero descargarlo todo en esta semana que andar quedándome con las ganas de una secuela sobre estos temas en el blog. Y al fin y al cabo hay que celebrar la salida de las ediciones Rubí Omega y Zafiro Alfa, que ya ha corregido un gran número de fallos que tenían los juegos de la tercera generación y ya están marcando tendencia. Mi enhorabuena, Game Freak. Hacía años que no se veía un verdadero progreso en la franquicia. ¡Y ahora, vamos al dato!

¡Antes de que se me olvide! Si tenéis un ratito de ocio en vez de perder neuronas jugando al Lol podéis pasaros por los canales de YouTube de Lynx Reviewer y de Leyendas y Videojuegos, ya que además de poseer un montón de información interesantísima sobre temas que seguro que os gustarán han hecho una colaboración hace poco más de dos meses en un muy currado Top 10 sobre teorías de Pokémon, dividido en dos vídeos (uno en cada canal). Me encantaría hablaros de muchas de esas teorías y desarrollarlas un poco más, pero prefiero que exploréis su canal mientras yo os muestro información que (por el momento) estos dos grandes (insisto, grandísimos) investigadores del mundo de los videojuegos no han aportado. Ahora sí, vamos a ello.
Esta leyenda me ha llamado mucho la atención por la cantidad de coincidencias que presenta, ya que parece que fusiona tres o cuatro incógnitas distintas y les da una respuesta a todas ellas. Y la razón primordial de que me haya dado por escribirla ahora es que las redacciones que he ido encontrando por internet son a cada cual más vergonzosa... como que tengo un deja vu. La historia que nos ocupa comienza en las ediciones Roja, Azul y Amarilla. Recordemos diversos detalles que nos pongan en situación: Pueblo Lavanda, que ha pasado a la historia como el más tétrico y psicodélico de los lugares del mundo Pokémon, posee una enorme Torre en la que están enterrados los Pokémon fallecidos de los entrenadores, y durante el juego esta torre es "tomada" por el Team Rocket cuando estos al parecer secuestran al Sr. Fuji, el encargado de guardar las tumbas y de cuidar a muchos Pokémon abandonados, como el Cubone que aparece en la historia. Por suerte Rojo llega a tiempo de salvar a los habitantes de la ciudad, y expulsa el equipo gracias a que previamente roba a Giovanni el Scope Silph para visualizar correctamente los fantasmas de la Torre y así llegar hasta lo alto de ella. Sin embargo, años después, durante los eventos de Oro, Plata y demás, nos encontramos con que en lugar de la Torre Pokémon se ha construido una especie de réplica de la Torre Radio de Ciudad Trigal, en la que además (al parecer debido al incidente que hubo con los restos del Team Rocket en la anterior ciudad) no puedes entrar a excepción de la planta baja, donde puedes resintonizar la radio para poder escuchar la música de la Poké-flauta y así despertar a Snorlax, pero poco más. Bueno, toda esta chapa sólo era para ponernos en situación. Vamos ya con la teoría propiamente dicha.
Tiene su aquél esta leyenda... seguid leyendo, seguid. Que no muerdo.
Probablemente todos los que habéis jugado a las primeras versiones de Pokémon os habréis dado cuenta de lo que le gusta a Game Freak hacer chistes sobre personas mayores, dejándonos momentos tan memorables como el abuelete de Ciudad Verde que no te deja pasar hasta que se haya tomado su café, o el viejo verde que cotillea las ventanas del Gimnasio de Ciudad Azulona para ver a las entrenadoras... anda que no. Pero la teoría de hoy versa sobre un anciano algo distinto: se trata del señor que circula por Ciudad Carmín, a la derecha del camino que lleva a la Ruta 6, y que en la primera generación encontramos que está apisonando el terreno con un Machop. Si hablamos con él, dice:
"Voy a construir un edificio en este trozo de tierra. Mi Pokémon está apisonando la tierra."
Lo que hace de este dato algo curioso es que en Pokémon Oro y Plata, que, como no me canso de recordaros, tiene lugar tres años después, el anciano sigue exactamente igual que en la primera generación, con un Machop (nunca se aclara si el mismo u otro diferente) apisonando el terreno de la misma manera, aparentemente sin haber avanzado nada. Extraño, teniendo en cuenta que el solar en el que trata supuestamente de levantar el edificio es bastante pequeño, y Machop es un Pokémon muy fuerte. Quizá habría tardado... ¿dos semanas? ¿Un mes a lo sumo? Pero no tres años, menuda barbaridad. Sin embargo cuando hablamos con él aquí nos aporta una información algo distinta:
"Mi Pokémon está preparando el terreno donde edificar. Pero no tengo dinero para el proyecto."
Este diálogo, concretamente el dato del dinero, es el que tiende el puente entre el anciano de Ciudad Carmín y las dos torres de Pueblo Lavanda. Nos encontramos con un pueblo cuyas creencias y habitantes están plenamente dedicados al culto a los fallecidos y a preservar su cementerio, de hecho la Torre Pokémon es el único punto de interés de la localidad, siendo el único centro urbano de toda la región (sin contar al Pueblo Paleta) que no tiene un Gimnasio Pokémon, y que renuncia al título de "Ciudad", para ser únicamente un noble pueblo púrpura, como dice el cartel a la entrada del lugar en Rojo, Azul y Amarillo. Pero tres años después nos encontramos con que han derruido la Torre para dar paso a un edificio cuyo único objetivo es el progreso tecnológico. ¿No sería más lógico que la Torre Radio se hubiera situado en otros centros más transitados, como Ciudad Azafrán o Ciudad Azulona, y no en un pueblo de montaña casi dejado de la mano de Dios? Desde que entramos en Pueblo Lavanda en los juegos de la segunda generación notamos no sólo la ausencia de la Torre-Cementerio: la música ya no es la misma, tétrica y que tanta polémica causó en las versiones beta de los videojuegos; los habitantes han perdido ese aire místico que los envolvía en los primeros videojuegos (siguen siendo raritos, vale, pero han mejorado); y hasta el lema de la ciudad en las nuevas generaciones reza: "Pueblo Lavanda: la Ciudad que emana nobleza". ¡Llegan hasta a calificarla de Ciudad! ¿A qué se debe todo esto?

Bien, durante Rojo, Azul y derivados, el Pueblo Lavanda era el único lugar sin un ingreso económico o turístico considerable (Ciudad Plateada tenía el Museo, Ciudad Azulona el casino y el centro comercial, Ciudad Fucsia la Zona Safari, Ciudad Carmín el puerto, Isla Canela el laboratorio, Ciudad Azafrán la industria Silph. S.A. y el Dojo Karate, Ciudad Celeste la tienda de bicis y la cercanía al Puente Pepita y al mirador, y Ciudad Verde estaba prácticamente a las puertas de la Liga Pokémon... hasta el Pueblo Paleta tenía el laboratorio de Oak), simplemente poseía el cementerio. Sí, era un punto de descanso después de atravesar el Túnel Roca, pero después de que Rojo despertara a los Snorlax la oscura cueva quedaba como un desafío inútil. Pueblo Lavanda era sin ninguna duda el pueblo más pobre de todo Kanto. Pero cuenta la leyenda que un día apareció por allí nuestro amigo Giovanni, hambriento de negocios como siempre, e hizo un acuerdo con el anciano alcalde de la localidad con el que destruiría la Torre Pokémon para dar paso a la Torre Radio que todavía hoy allí se encuentra, con el beneficio de que los gastos correrían a cargo del Team Rocket y el Pueblo no tendría que contribuir lo más mínimo. El alcalde, que no era otro que el Sr. Fuji, aceptó. De todos es sabido que el verdadero interés de Giovanni estaba en otro premio: las calaveras de los Cubone y otros Pokémon extraños, que es el negocio en el que lo encontramos enfrascado en la Primera Generación cuando aguamos sus planes por primera vez. Y si hacéis memoria también recordaréis haber salvado al anciano de lo alto de la Torre, lo cual únicamente sirvió para romper toda conexión probable entre Fuji y los Rocket. ¡Qué narices, si es que el mismo Fuji dice en el videojuego que está allí arriba por su propia voluntad!

Giovanni era, como muchos dirigentes de grupos de ese estilo, muy supersticioso. Sabía de sobra que la destrucción de la Torre no agradaría demasiado a los Ghost que habitaban Pueblo Lavanda, y no quería cargar con demasiadas consecuencias, así que invadió Silph S.A. antes de empezar su plan para obtener un gran número de Scope Silphs y así poder enfrentarse a los espíritus Pokémon. Pero también decidió trasladar los cuerpos de los fallecidos a un nuevo lugar de descanso antes de empezar la demolición. Este lugar es el solar del anciano de Ciudad Carmín.

Todo tiene su explicación: para que la gente no sospechara del Team Rocket (que ya había empezado a cobrar su mala fama), Giovanni contrató a una empresa de construcción independiente para la demolición de la Torre Pokémon y la construcción de la Torre Radio y del nuevo cementerio. Esta "empresa" era la que poseía el viejo del solar, y los Machop eran su mano de obra (más barata imposible, claro). Como el anciano no tenía afán de perturbar a los espíritus, decidió no demoler la Torre Pokémon, sino remodelarla, dando lugar al aspecto de la actual Torre Radio que hoy en día allí se encuentra. Sin embargo, la construcción resultó problemática: los espíritus de los Pokémon expulsados de la Torre se enfrentaron a los obreros de la construcción de la nueva Torre. ¿Qué podían hacer los pobres Machop contra Pokémon de tipo fantasma, siendo sus ataques de lucha inefectivos? Nuestro error en los juegos está en pensar que el Machop que vemos trabajando en Ciudad Carmín es siempre el mismo. Para nada, es sólo un obrero más que sustituye al anterior, probablemente espantado o debilitado (incluso muerto) por los fantasmas de los cuerpos de Pokémon enterrados bajo el solar.

Pero como todos sabemos, finalmente Giovanni es vencido por Rojo en un combate decisivo en el Gimnasio de Ciudad Verde, tras lo cual el líder del Team Rocket ordena la disolución de la organización y la cancelación de todos sus proyectos. Curiosamente, el anciano que construía el solar murió ese mismo día. Esto supone que la construcción de la Torre Radio quedó a la mitad, pues los reclutas del equipo abandonaron el proyecto antes de finalizarlo (aunque el aspecto exterior ya había quedado definido como una Torre de Radiocomunicaciones). El Sr. Fuji, arrepentido por haber "pactado con el diablo", decidió reconstruir un cementerio junto a la antigua Torre Pokémon, y todo quedó en un pequeño cementerio de una sóla planta. Aunque hay quien dice que existen varias cámaras subterráneas a las que sólo el propio Fuji puede acceder. Todo esto explicaría por qué en los videojuegos de la segunda generación no hay manera posible de acceder a las plantas superiores de la Torre Radio de Pueblo Lavanda: aunque el guardia que bloquea el ascensor pone como causa aparente los incidentes de Ciudad Trigal, todo eso podría solucionarse con sólo aclararle que tú mismo habías ayudado a solucionarlos; pero la verdadera razón de que esté prohibido el paso a las plantas superiores es que no están ni siquiera terminadas, es probable que aún tengan la apariencia tétrica que tenía la Torre Pokémon en la primera (y tercera) generación.

Y en cuanto al nuevo cementerio de Carmín, lo poco que había avanzado fue demolido, quedando allí únicamente el fantasma del viejo peón de la construcción junto a algunos de sus ayudantes Machop, que continuarán trabajando por toda la eternidad en un proyecto que jamás avanzará lo más mínimo. ¿Lo tacháis de creepypasta? Es vuestra decisión, pero no es tan descabellada la idea de que aparezcan fantasmas en los videojuegos de Pokémon. Visto lo visto...
Y bueno, aquí termina el especial de hoy. La "doble-teoría" dominical que tocaba ayer la he tenido que sacrificar, precisamente por el doble examen que tenía hoy, pero espero que esta otra, en la que he trabajado un poquito más de lo habitual, lo compense. ¡Hasta más leer, miserables!

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