sábado, 18 de abril de 2020

En cuarentena 1x36: Degas, ballet y bañistas

Hoy retomamos las lecciones de historia del arte para ahondar en los detalles de la vida y obra del pintor y escultor Edgar Degas, figura clave del impresionismo francés y uno de los más célebres artistas de su generación. Se tratará también de explicar las aportaciones de Degas al arte de su época, así como al ámbito historiográfico del arte y la estética. También se profundizará en los artistas que en él influenciaron a la hora de realizar su obra pictórica y escultórica en sus diversos periodos. Atendiendo a ellos, estableceremos una serie de paralelismos entre las características pictóricas de la técnica de Degas y la de algunos de sus predecesores o contemporáneos.

martes, 14 de abril de 2020

En cuarentena 1x35: Sí, que es cierto


Victimae paschali laudes
immolent Christiani.
Agnus redemit oves:
Christus innocens Patri
reconciliavit peccatores.
Mors et vita duello
conflixere mirando:
dux vitae mortuus,
regnat vivus.
Dic nobis Maria,
quid vidisti in via?
Sepulcrum Christi viventis,
et gloriam vidi resurgentis:
Angelicos testes,
sudarium, et vestes.
Surrexit Christus spes mea:
praecedet suos in Galilaeam.
Scimus Christum surrexisse
a mortuis vere:
Tu nobis, victor Rex, miserere.
Amen. Alleluia.

Ante todo, ¡verdaderamente ha resucitado! Dejé de lado esta plataforma al iniciar el Domingo de Ramos, pensando que si entrar en la dinámica de la Semana Santa es de por sí complicado sentado en el sofá del salón con más razón me distraería de esta buena noticia si estuviera más pendiente de ir publicando nuevas entradas (a las que dedico bastante tiempo). A mayores, la cuarentena a la que me refería con el título de esta miniserie no era otra que la propia cuaresma, no deja de ser irónico que nos hayamos visto envueltos en una auténtica reclusión en nuestros hogares a raíz de la dichosa epidemia. Por tanto, me comprometo a terminar la miniserie con, al menos, seis entradas más que finalicen con las cuarenta propuestas... aunque no creo que las lleve a cabo de forma diaria, prefiero sacar un buen documento a la semana que siete comentarios mediocres. ¡Hasta más leer, miserables!

sábado, 4 de abril de 2020

En cuarentena 1x34: Profecías cosmogónicas con Pokémon

*Entrada publicada originalmente en un blog anterior, desgraciadamente perdido, el 31 de marzo de 2013. Disfrutad de esta ida de olla.
Como muchos sabréis, hace ya unos cuantos años, una empresa japonesa de videojuegos para Game Boy lanzó al mercado las primeras ediciones de los juegos de Pokémon o Pocket Monsters (es decir, monstruos de bolsillo). Estos primeros juegos de la saga llevaban el nombre de "Pokémon Verde y Rojo". Debido a diversos fallos técnicos, fue retirada del mercado (cuando únicamente había salido a la venta en Japón) y sustituida y remasterizada por "Pokémon Rojo y Azul", que fueron sacadas en el resto del mundo. Unos años más tarde, salió una edición especial con numerosos cambios en la trama y el argumento del juego, pero la misma base, con el nombre de "Pokémon Amarillo". Esta edición poseía la particularidad de que estaba basada en la serie animada japonesa que había triunfado tras el éxito de los primeros videojuegos. Estos tres videojuegos (Rojo, Azul y Amarillo) corresponden a los videojuegos de la Primera Generación de Pokémon.

viernes, 3 de abril de 2020

En cuarentena 1x33: Guía del castillo Hogwarts

Es imposible crear un plano de todos los niveles y cuartos de Hogwarts porque nadie conoce completamente ni la mitad de los lugares que hay en él. Pero es posible hacer una lista de los elementos de Hogwarts descubiertos en los años de estudios de Harry James Potter (1991/92-1997/98), estancias que recorreremos desde lo profundo de las mazmorras hasta la torre más alta del castillo.

jueves, 2 de abril de 2020

En cuarentena 1x32: El reloj del abuelo

Si no conociese mi nombre, habría jurado que yo era un juguete. Nunca me he puesto a contar las veces que me he despertado bañado en sudor preguntándome si soy o no el mismo que era al envolver mi cuerpo entre las sábanas. La sensación no se parece en nada a las películas. Asumir que alguien que no eres tú también puede controlar tu cuerpo no es un efecto fácil de describir.
Casi optaría por darle la vuelta a la tortilla: es la conciencia quien decide abandonar el cuerpo de uno y controlar libremente el actuar de otro, ajeno al propio. Este fenómeno vio su comienzo hace varios años. No sabría concretar una noche, un despertar o un sueño concreto que marcara el inicio de mi pesar, pero creo no andaré desencaminado si nos situamos alrededor de la tarde en que el abuelo Enrique me regaló mi último reloj.
Mi abuelo siempre fue un hombre de calle. Nunca paraba quieto, desde que madrugaba para llevar a mi primo al colegio hasta que se acostaba por la noche. No le sorprendía a nadie estar subiendo la montaña camino de la Finca y encontrarse con Enrique bajándola en bicicleta, a sus setenta y tantos. Creo haber conocido a pocas personas más enérgicas que él.
El abuelo aparecía cada tanto con regalos de no sé dónde que le encontraba no sé quién. Pistolas de mistos, peluches de medio metro y relojes de ultimísima generación. Mis finas muñecas no eran rival para los relojes descomunales que me compraba Enrique cada vez que tenía ocasión; ninguno bajaba del cuarto de kilo, salvo el último.
Desde que mi abuela había muerto era raro participar en una conversación con Enrique en la que no sacara el tema de lo mucho que echaba de menos a Transi. Hasta el día que se escribieron estas palabras, un servidor no había sentido una pena similar a la que inspiraba charlar con el abuelo después de aquel fatídico mes de mayo.
El último reloj que me compró el abuelo era pequeño, muy ligero, resistente al agua y con correas de goma elástica intercambiables. Tenía opción de linterna, cronómetro y cuatro alarmas distintas. Pero lo más importante para mí era que me cabía perfectamente el día que me lo regaló. No me apretaba, no dejaba espacio entre reloj y piel; y es que eso es decir mucho de un reloj del abuelo. Simplemente me quedaba bien.
Cuando me regalaban un reloj nuevo, collar, pulsera o similar, no cesaba de toquetearlo y experimentar con él hasta que se desgastaba o cumplía un mes de empleo en mi muñeca. Un nuevo complemento en mi persona parecía condenado a ser el centro de todas las miradas a la redonda hasta que a un servidor se le fuese el furor por los poros. He de decir que, quizá por haber compartido esa mano que tantos regalos nos ha ofrecido, en ese aspecto, mi primo siempre me imitó bastante bien.
Las visitas de Sergio se fueron duplicando con el tiempo. Nuestras charlas cada vez distaban más de aquellos silencios incómodos a los que nos veíamos arrastrados en sus primeras visitas. Quizá fuera la pérdida de Transi lo que estrechaba nuestra relación cada vez más, aunque no es un tema que tratásemos con asiduidad. Ni por asomo.
Creo que lo que verdaderamente nos unió a Sergio a mí durante aquellos años fue nuestro abuelo Enrique. Ambos nos habíamos criado solos, cada uno a nuestro modo. Él era una especie de puente entre los dos, no sabría cómo explicarlo con tan pocas palabras. De ahí en un año ocurrieron cosas inconcebibles, en ambos mundos. No querréis saltaros un ancho de página si lo que todavía pretendéis es continuar nuestro relato.

miércoles, 1 de abril de 2020

En cuarentena 1x31: Los fundadores de Hogwarts

Muy buenos días, mis queridos lectores (aclaración: leer con la voz de un mini-yo de 15 años). Hoy les voy a contar la asombrosa historia de un colegio. Un colegio conocido por todas y cada una de las personas de este planeta, tanto mágicas como muggles. Les estoy hablando (como si no lo supieran ya) del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Como la historia tiene suficiente contenido como para ocupar un libro completo del tamaño de la Biblia, la he resumido en unas pocas entradas que espero disfruten como yo he disfrutado redactándolas. En esta ocasión, trataré sobre los fundadores de la escuela.
Escultura que representa al arquitecto de Hogwarts.

martes, 31 de marzo de 2020

En cuarentena 1x30: "Sillas y mesas vacías" (Los Miserables)

No hay palabras que describan
lo que siento en mi interior,
estas sillas, hoy vacías,
son la imagen del dolor.

Este sitio fue la cuna
de la noble rebelión,
cantaba en pos de un mañana
que jamás amaneció.

Esa mesa de la esquina
era un mundo por nacer,
un rosario de canciones,
las puedo oír aún...
los bellos himnos al valor
murieron con un grito
en aquél amanecer
sin sol.

Yo no pude acompañaros,
perdonadme, por favor.
No hay palabras que describan
lo que siento en mi interior.

Me parece ver su sombra,
su señal en la pared.
Estas sillas, hoy vacías,
fueron suyas una vez.

Ya no sé si vuestra muerte
ha tenido algún valor.
Estas sillas, hoy vacías...
su canción aquí murió.

lunes, 30 de marzo de 2020

En cuarentena 1x29: La última cena durante el renacimiento

La obra de Carracci expuesta en el Museo del Prado es una variante del cuadro realizado por el pintor para el altar mayor de la cartuja de Ferrara, ejecutado entre 1596 y 1597 y, por tanto, inmediatamente anterior al viaje a Roma del artista. Si el colorido y la factura de este cuadro remiten a Tintoretto (durante muchos años se consideró que el cuadro pertenecía a su escuela), la monumentalidad de los apóstoles y el escenario arquitectónico derivan de Rafael. El resultado es un nuevo modelo de perfección que une las escuelas pictóricas de Venecia y Roma, hasta entonces consideradas opuestas.

domingo, 29 de marzo de 2020

En cuarentena 1x28: San José y el viejo

A través de la noche estrellada
voy en busca de asilo,
un amparo, un abrigo
donde poder
descansar por fin.
Mi esposa no podrá resistir
el frío invernal;
óyeme, Dios,
por tu bondad.
¿Cómo quieres, si no me ayudas,
que cumpla con tu misión?
Por tu bondad,
óyeme...

Dices que se te ha encargado
una misión,
que Dios te ha requerido
"en su plan".
Si tan bueno es,
dime, José,
¿acaso Dios...
te ha abandonado?

¿Qué será de ti, dime, José,
de tu linaje?
La casa de David deshonrada
con semejante ultraje:
tu mujer encinta espera un hijo
que no es tuyo.
Dios se aprovechó de ti
para engordar su orgullo.

¡Padre, ayúdame en el peligro!
¡Padre, líbrame del maligno!

¿Crees que puedes resistirte a la furia
del dragón en su reinado?
Mírate bien, ¡eres un títere inútil
que caerás en mil pecados!

¿Qué será de ti, dime, José?
Dios te ha olvidado.
¡Padre, ayúdame en el peligro!
¿Qué será de ti, dime, José?
Dios te ha olvidado.
¡Padre, líbrame del maligno!

sábado, 28 de marzo de 2020

En cuarentena 1x27: Rutina de un alumno de Hogwarts

¿Os he contado alguna vez que llevo más de diez años escribiendo en el blog? No, no me refiero en concreto a este, que como podéis comprobar con facilidad no se creó hasta finales de 2014, sino a un par de páginas más en las que comentaba mis delirios varios como podía a aquellas alturas, desde que tenía apenas diez años. Es más, lo primero que hice en cuanto me dieron mi primera cuenta de correo electrónico fue aprender a diseñar "mi propia web" a mi antojo, con conocidos resultados. El primer directorio de blog os lo dejo aquí mismo, aunque no esperéis encontrar grandes hazañas... hace tiempo tuve un ataque de vergüenza que me hizo borrar casi la mitad de las entradas, y he podido rescatar lo justo de la papelera como testimonio de mis primeros pasos en el mundillo. Sin embargo, desde que dejé de merodear por dicho blog hasta nuestros días tuve una tercera cuenta (hoy, desgraciadamente, desaparecida) en la que me dedicaba a escribir información interesante acerca del mundo mágico de Harry Potter, pasión de mi adolescencia antes de que la brillante mente de J.K. Rowling degenerase en la proxeneta que es hoy, prostituyendo sus historias hasta sacarles el último centavo con adaptaciones vergonzosas no sé bien si con el afán de seguir superando en patrimonio a la reina de Inglaterra o por el morbo de que hablen de ella independientemente de que, como en este caso, sea para ponerla a parir. La cuestión es que guardé a tiempo los borradores de las pocas entradas que publiqué en dicha página y también quiero dejar constancia de ellas, por lo que aquí tenéis la primera. No os pediré la misma compasión que otras veces, que aquí ya rondaba los 16 como para andar cometiendo faltas de ortografía, ¡dadle caña!