viernes, 13 de marzo de 2020

En cuarentena 1x12: La saga del infinito (2ª parte)

15. Capitán América: El primer vengador (Joe Johnston, 2011)
En el umbral de la primera alineación vengadora se nos presenta esta pieza de acción bélica ambientada en la II Guerra Mundial, donde un joven tirillas con el que se sentirá identificado más de uno se somete a un experimento científico conocido como el "suero del supersoldado" (que nos debería sonar de la ya mentada El increíble Hulk) para ayudar a su país a equilibrar la balanza del conflicto, desarticulando el ala científica del ejército nazi conocida como HYDRA. Fácil y sencillo, para toda la familia. La premisa es una de las más simples y el protagonista uno de los más caricaturescos, un hombre recto, tradicional y líder nato... muchos se preguntarán cómo es que funciona tan bien.
Máxima: las viejas fórmulas no tienen por qué cambiar. Y es lógico: el personaje ha funcionado así desde su primera publicación en cómic, momento que la película adapta con el empleo inicial de Steve Rogers como publicidad para comprar boletos de apoyo al ejército. El Capitán América fue creado en 1941 para inspirar al pueblo estadounidense a alzarse contra el enemigo al otro lado del mar, aspirando a la paz después de la guerra. El Cráneo Rojo es el enemigo, y Rogers es América. Si bien, como he dicho desde un principio, la premisa no es de las más elaboradas y como tal no da pie a subtramas demasiado intensas, es un film que respira bastante bien al cumplir con sus aspiraciones: presentar al superhéroe más blanco de Marvel, al más puro, el abanderado de la libertad y adalid de los desfavorecidos. Además, suelta un primer trazo de lo que es capaz HYDRA, dejándonos de regalo algún secundario memorable como la agente Carter, el doctor Zola, un joven Howard Stark y el testarudo coronel interpretado por Tommy Lee Jones. También se nos presenta muy por encima a Bucky y tenemos de villano al Cráneo Rojo, aunque me provoca una sensación de "quiero y no puedo" similar a la que ya describiera en Iron Man 2. Lo cierto es que los villanos de la fase 1, a excepción de Loki, dejan un perfil inacabado bastante similar (de salvar a uno, puede que Obadiah de Iron Man); y es una pena que las cosas no acabaran bien entre Marvel y Hugo Weaving, que será reemplazado en el futuro por diferencias creativas.
Lo mejor: para ser la primera película que varía el escenario cronológico respira bastante bien el aire de los años 40, con no demasiados anacronismos y una reinvención del nazismo encarnada en HYDRA que te deja con ganas de más (y cumplirá con creces en el futuro). Y cuenta con unos cuantos cameos (Richard Armitage de El Hobbit, Natalie Dormer de Juego de Tronos, Lex Shrapnel de Los Médici) que son una ricura.
¿Qué? Ni os habíais catado de que era Thorin, ¿a que no?
Lo peor: la figura del Capi es presentada como un tío más simple que el mecanismo de un chupete, en ocasiones parece un pelín lento, pero entiendo que la prioridad era sentar las bases de una personalidad que ya tendrá tiempo de desarrollarse (aunque no en la primera de Los Vengadores, donde diría que lo empeoran).
HEIL, HYDRA!
14. Spiderman: Homecoming (Jon Watts, 2017)
Tras la introducción del superhéroe arácnido en Capitán América: Civil War, el mundo del adolescente más célebre de Queens se expande en el cine por tercera vez en quince años. ¿Está a la altura de sus predecesoras? Diría que, si no supera a todas, acierta en varios puntos que flaquearon las entregas anteriores; si la primera trilogía con Tobey Maguire se centraba en un Peter Parker adulto y las entregas de Andrew Garfield en una versión oscura y un poco hipster del personaje, en el UCM se retorna a los orígenes de Spiderman al retratarlo como un adolescente más centrado en el mundo académico y los problemas locales que en luchar contra grandes amenazas. La película nos muestra a Peter frustrando el atraco a un cajero automático, ayudando a una anciana a cruzar la calle, si bien hace lo indecible por probar su valía ante Tony Stark, que en ausencia del tío Ben funciona como su figura paterna a lo largo de la franquicia. Esto le lleva a cruzar sus intereses con los de un grupo de maleantes poco recomendable entre los que encontramos numerosas alusiones a villanos más y menos clásicos de los cómics: el Buitre, Escorpión, Shocker, Merodeador (brutal cameo de Donald Glover, el rapero de This is America) e incluso el Chapucero, da gusto que empiecen a exprimir a tantísimos personajes que siempre han quedado en el banquillo, y dejen de tirar a tablero con el Duende Verde (todo llegará).
Lo mejor: Michael Keaton borda el papel de sociópata para enriquecer a su familia a costa de la comunidad, y el giro de guion me parece de los más sorprendentes de todo el UCM.
Lo peor: el ambiente del instituto está bien traído, pero las escenas del torneo académico resultan bastante tediosas. Y por última vez, Flash Thompson es un mierdas y no da ni media pinta de abusón de ninguna clase, si queréis un tocapelotas al uso llamadle con otro nombre aleatorio para no confundir.
Ojo al homenaje a la escenita del tren de Spider-Man 2.
13. Guardianes de la galaxia vol. 2 (James Gunn, 2017)
La segunda parte de la saga galáctica de James Gunn no defrauda, si bien repite la fórmula de la anterior en varios aspectos que le hacen cojear en cuanto a originalidad. Pese a todo, el grupo de superhéroes alternativo respira muy bien en esta comedia con no pocos toques de drama, unos cuantos más que su predecesora, dividiendo el argumento general en dos subtramas para dos grupos de guardianes. Por un lado tenemos la trama de Star-Lord y su padre, una adaptación del comiquero "Ego, el planeta viviente" mezclado con un celestial que da explicación a los poderes sobrenaturales que Quill mostró en el desenlace del anterior episodio, una semideidad que se infiltra en diferentes planetas por medio de semillas para invadirlos con su propia esencia y, al modo del Zeus más juguetón, tiene un amante en cada puerto espacial donde va dejando su simiente. Peter Quill, que en esta entrega tiene un aire un poco más borde y socarrón, es el único vástago de Ego que ha salido adelante y en esta ocasión debe enfrentarse a su pasado evitando que su propio padre se apodere de la galaxia. Para ello estará acompañado de Gamora, quien se reconcilia con la malhumorada Nébula en una subtrama profunda pero un pelín atropellada (necesaria como antesala a los eventos de Infinity War); Drax, el guardián que menos me gusta en esta segunda película al pasar de tomarse las frases en sentido literal a ser un completo inepto que hace chistes de pezones y nabos cuando no toca; y Mantis, uno de los guardianes clásicos de los cómics, que es un alien con poderes empáticos capaz de manipular las emociones... la idea es soberbia, pero se me hace un poco pobre cuando sólo la utilizan para hacer dormir a la peña. En la otra punta tenemos a Rocket, que sigue siendo el personaje más complejo y con un trasfondo más interesante pese a tener el rol de alivio cómico (de humor negro, en su caso); Yondu, quizá mi personaje favorito hasta el momento, en quien profundizan bastante para darle una conclusión satisfactoria que a mí me logró emocionar; y baby Groot, un vástago del que se sacrificó en la primera película, con la conciencia de un bebé pero los poderes de su yo adulto, que es bastante mono y tiene unos golpes bestiales en la batalla final, bastante bien construidos. Del resto del elenco puedo decir alabanzas de Kraglin, el segundo de abordo de Yondu (Michael Rooker, siempre espectacular) que en esta película me ha parecido un descubrimiento de personaje y de actorazo (Sean Gunn, hermano del director y el mismo que captura los movimientos de Rocket), y bien metidos los cameos de Sylvester Stallone y compañía como el grupo de saqueadores. Es una buena secuela que cumple con las expectativas.
Lo mejor: el dúo Rocket-Yondu y cómo ven complementadas sus historias (queda claro que Rocket es el segundo protagonista detrás de Star-Lord, cerrando la película con su primer plano) además del sacrificio que redime al segundo, cerrando con el emotivo funeral al son de Father and Son de Cat Stevens, un broche de oro para una banda sonora espectacular que sigue siendo la marca de agua de esta saga con tanta personalidad. Y el "cara-anchoa" que cuelan en el doblaje español es un puntazo.
Lo peor: como Don Quijote en los molinos, la película quiere abarcar tanto que tiene que pinchar en alguna de sus aspiraciones, y Drax, Mantis, Nébula y Gamora se ven bastante perjudicados, quedando algo planos para la profundidad con la que Gunn suele dibujar sus personajes.
Por cierto, ardo en deseos de ver lo que saldrá de ese capullo...
12. Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017)
Después de una primera entrega que aspiraba a drama familiar y una secuela que se creía profunda por incluir "oscuro" en el título, llega la última pieza de la trilogía que más ha cambiado su contenido de una película a otra en el cine reciente (ríete tú de la penúltima de Star Wars). Para tan ardua tarea se requería el ingenio de una mente rompedora y no menos brillante, para lo que confiaron la batuta del drama nórdico al hawaiano Taika Waititi (director de la oscarizada Jojo Rabbit, donde un niño alemán posee de amigo imaginario a Adolf Hitler, a quien también interpreta). La pregunta es sencilla: ¿le sienta bien al mundo de Thor ese aire funky y desenfrenado más propio de la estética de los Guardianes de la galaxia? Para la mitad de la audiencia, sí; para otra parte importante, esta película es una aberración que jamás debió haber existido. Y a quien sostiene esta opinión, yo le pregunto: ¿cuál hubiese sido un mejor desenlace que este? El tono tétrico y super-serio hizo de la segunda película un pestiño insoportable, los personajes secundarios que podrían sustentar un clímax acorde son entre sosos y completamente irrelevantes (ahí tenéis cómo se quitan de en medio a los Tres Guerreros en los primeros 15 minutos de película, y lady Sif ni siquiera aparece), la trama de la tierra ha sido tan somnolienta que no sólo la han dejado de lado en esta franquicia sino en todo el UCM (el cameo de Jane Foster en Endgame no cuenta, de hecho se grabó con escenas descartadas de El mundo oscuro), y lo más importante de todo: el protagonista de la película se había convertido en un héroe vacío y sin personalidad, hasta el punto de que Chris Hemsworth afirmó tras el estreno de La era de Ultrón que no estaba interesado en seguir interpretando al dios del trueno. ¿Y qué ha hecho Waititi al respecto? Ha entendido lo que es hacer buen humor, lo que es presentar un buen villano, lo que es sembrar una buena estética acorde con el argumento, lo que es cimentar un buen desarrollo de personajes en el caso de Thor y Loki, lo que es crear un buen clímax con buenos giros de guion planteados con cabeza y sorprendiendo para bien. Y por si no fuera suficiente con reescribir al personaje de Thor como un tipo mucho más gracioso y amigable sin restarle un ápice de drama (se permite incluso mostrar algo de actuación de método al resentirse de la pérdida de su padre y del martillo) ni epicidad (si no os conformáis con la pelea final al son de Led Zeppelin, mirad al nuevo Thor petándolo en Wakanda en la película siguiente), es capaz de disparar el renacimiento de un segundo vengador: por fin tenemos el arco argumental de Hulk que nos merecemos, dando la misma importancia a la personalidad del gigante verde que a la de Bruce Banner (aunque siga sin convencerme que hayan convertido al científico más brillante de las películas en el payaso de turno). Pese a lo épico que hubiese resultado ver una adaptación fiel de la leyenda del Ragnarok, me conformo con que hayan sido capaz de crear una historia coherente con personajes que me aporten algo más que indiferencia y chistes de pedos.
Lo mejor: no hay personajes innecesarios, desde el cameo de Strange hasta la terrible Hela, el excéntrico Gran Maestre y una bastante interesante Valkyria. Incluso el gigante de piedras Korg, al que también pone voz y captura de movimiento el propio director, pese a no pasar de un alivio cómico me resulta divertido.
Lo peor: mucho no cuajaría el nuevo enfoque que da esta película a los asgardianos si al principio de Infinity War todos se van a la mierda y el único que queda es Thor, más centrado en la rabia por vengarse de Thanos que en la evolución que tuvo el personaje en Ragnarok. Veremos de aquí en adelante.
I'm sexy and I know it...
11. Los Vengadores (Joss Whedon, 2012)
Muchos esperaríais verla en una de las primeras posiciones, pero aunque la primera entrega del grupo al completo nos dejó una huella imborrable en nuestros corazoncitos de vibranium (o en el reactor ARK de nuestros pechos, cuestión de preferencias) y no le faltó épica narrativa o audiovisual, tengo que reconocer que los dos primeros tercios del film se me hacen de todo menos ligeros conforme han ido pasando los años. La presentación de cada personaje está bien planteada pero ocupa demasiados minutos de pantalla, mientras que el bueno de Ojo de Halcón queda relegado a un segundo plano hasta los 15 últimos minutos; por otra parte, la película se centra tanto en el esparabán de juntar varias sagas en una sola que no plantea con cimientos demasiado sólidos el motivo que lleva a unirse a estos seis superhéroes. Ojo, soy el primero al que el agente Coulson le cae la mar de bien, pero ¿de verdad su muerte es motivo suficiente para unir a estos monstruos que una escena antes estaban a punto de partirse las caras? Pese a todo, la película es una montaña rusa de emociones y guiños a los comiqueros más frikis que no dejará indiferente a ninguno de los que quiera embarcarse en el UCM. Fue la primera piedra angular de este universo, que sienta las bases para la gigantesca montaña en que se ha convertido en la cultura popular actual... además, su escena post-créditos adelantaba un futuro prometedor que ha superado con creces la emoción de ver al titán loco volviéndose.
Lo mejor: todos los personajes cuentan con un trasfondo que conocemos, pero también son planteados minuciosamente dentro del propio largometraje, en especial el Hulk de Mark Ruffalo (por motivos mencionados en la 1ª parte del ranking), por lo que su alineación final en el clímax de la batalla resulta, si cabe, más épico todavía.
Lo peor: lo dicho, los dos primeros actos se hacen demasiado largos para lo poco que realmente sucede en pantalla. Y Loki queda reducido a un maníaco con alardes de grandeza, aunque se haya justificado a posteriori con que estaba siendo manipulado por la gema de la mente.
Qué buenos tiempos, tan jóvenes y tan vivos todos...
10. Black Panther (Ryan Coogler, 2018)
La única pieza del UCM nominada a una estatuilla a mejor película es, en resumidas cuentas, una amalgama de acción palomitera, ciencia ficción, política, crítica social y una estética que aglutina la África tribal con el electropunk que le ha dado un toque muy personal. La historia no es de las más elaboradas pero cuenta con los entresijos suficientes para provocar cierta tensión en el espectador medio, con un par de personajes interesantes y uno de los mejores villanos jamás planteados por Marvel, con el mérito extra de no ser especialmente de los más conocidos en el mundo de los cómics. El guion no es de hierro y hace aguas por varios sitios respecto a la motivación de los protagonistas, además de contar en su haber con varios deus ex machina, pero mantiene el tipo con una trama que evoluciona progresivamente hacia una guerra civil en Wakanda encarnada por dos planteamientos filosóficos con no pocas implicaciones. Si bien la crítica se ha bajado bastante los pantalones con lo políticamente correcto en lo que respecta a esta película, ello no es motivo suficiente como para que no la considere un título disfrutable que se permite dejar ciertas perlas que incentivan a los fans a darle vueltas a la cabeza... y no hay forma de que eso no me parezca un punto a tener en cuenta.
Lo mejor: Erik Killmonger, el villano interpretado por Michael B. Jordan. El mero hecho de descubrir a este actor amortiza la entrada al cine. En la otra cara tenemos a Andy Serkis repitiendo como Ulysses Klaw, bárbaro en cada maldito segundo pero un poco desaprovechado por razones evidentes... aunque no lo veía venir.
Lo peor: según el minuto que veas de la película el rey T'Challa pasa de pacifista irredento a beligerante converso, cambiando de parecer una vez detrás de otra.
El personaje de Shuri me cayó un poquito mal, pero bueno. Se la puedo pasar.
9. Capitán América: Civil War (Joe Russo & Anthony Russo, 2016)
Para muchos, la auténtica "Vengadores 3", adaptación de una de las series comiqueras que marcaron un antes y un después en la historia general del mundo Marvel. No me extenderé demasiado con la reseña porque guardo sentimientos encontrados de un modo bastante similar a la primera de Los Vengadores, de la que he  hablado dos párrafos antes. La premisa es muy buena, el desenlace es satisfactorio hasta cierto punto, pero todo lo demás cojea y le hace perder puntos respecto a otras películas que sí cumplen con sus aspiraciones reales: el villano se queda a medio camino (me consuela que lo vayan a explotar más en la serie de Falcon y el Soldado de Invierno, tanto por el juego que ha dado en cómics como por el actorazo que hay detrás), la pelea del aeropuerto está bien dirigida pero peca de coreografía de la Super Bowl, presentando a cuentagotas a cada héroe con sus poderes en una secuencia que se hace bastante larga para sus pocas consecuencias (la única víctima es Maquina de Guerra, y para lo inservible que es lo podían haber matado en vez de dejarlo paralítico... que además le dura poco la lesión, al final de la película ya tiene cómo ponerse de pie)... y esa es otra, la clave de la huella que deja en los cómics son las varias muertes que trae consigo (una de ellas la del propio Capitán América) pero aquí sólo la diña Peggy, y porque tenía noventa años y alzheimer. Aun así, la acción es trepidante y la película engancha, con la presentación de Black Panther y Spiderman como puntos álgidos y la humanización del personaje de Stark en el enfrentamiento final como premio de consolación tras Iron Man 3. No se puede pedir más.
Lo mejor: las escenas de acción con el nuevo equipo de Vengadores son espectaculares, pero si tuviese que quedarme sólo con un motivo diría que el planteamiento real que hace de las consecuencias que la existencia de este equipo podría tener en la vida real, con los daños colaterales como desencadenante de un conflicto ético que polarizaría a la población sobre un fin que, en este caso, puede llegar a justificar los medios.
Lo peor: no había tiempo suficiente para dedicar a todos los personajes, por lo que los que no rozan el cameo (Ant-Man u Ojo de Halcón) se quedan bastante desinflados (Falcon, Bruja Escarlata y, sobre todo, Visión).
Y es una pena, no les quedaba hueco para desarrollarlos en el futuro... ¿o sí?

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