miércoles, 11 de marzo de 2020

En cuarentena 1x10: La saga del infinito (1ª parte)

El pasado lunes se estrenó en redes el último tráiler de Viuda Negra, entrega que inaugurará la cuarta fase del Universo Cinematográfico de Marvel (a partir de ahora, UCM). Si bien las ganas que tengo de ver esta película en concreto tras lo sucedido en Vengadores: Endgame son relativas, siempre me pone de buen humor saber que hay una nueva historia de Marvel Studios cercana para insuflar algo de emoción al cuerpo.
Me ha parecido motivo suficiente para dedicar las próximas entradas a posicionarme respecto a las películas que hasta ahora conforman el UCM, del cual por todos es sabido que soy un gran admirador. He de aclarar que no pretendo hacer una reseña exhaustiva de cada película, al menos no por el momento; simplemente expondré mi opinión bastante sintetizada de las 23 (desde Iron Man hasta Spiderman: Lejos de casa) que configuran la recientemente bautizada "Saga del Infinito". Uno de los motivos principales de que no quiera analizarlas a fondo es que, en términos muy generales, son productos que cinematográficamente no tienen demasiado que decir, al seguir una fórmula argumental similar y depender sólo relativamente del nombre que se ponga detrás de las cámaras, al ser estos más parecidos a los realizadores de las series de televisión que a la figura del director en el sentido estricto. Para que me entendáis, si usara en las pelis de Marvel la misma vara de medir que puedo emplear en Tiempos modernosEl Padrino Mulholland Drive (o, por citar películas más actuales, El gran hotel Budapest, 1917 o Jojo Rabbit) debo reconocer que no todas, por no decir pocas, pasarían el listón. Son composiciones con una intencionalidad completamente distinta, dedicadas las primeras a llegar a un público adulto con un mensaje más elaborado para dar de comer a los críticos, y las que hoy nos ocupan dentro de un formato más familiar, como parte del cine mainstream. Pero no seré yo quien diga cual de las dos vertientes tiene más mérito, he visto productos de gran calidad cinematográfica (en ámbitos como la fotografía, el montaje, el guion, la caracterización de época) que a mí, a mis padres o a mi grupo de amigos nos han podido resultar extremadamente aburridos, mientras otras películas de corte más palomitera que no tienen por qué decirnos más a priori... han terminado por emocionar a más de uno. Y si te emociona algo que la crítica denosta, ¿quién coño es Scorsese para decir qué es y qué no es cine?
Otro día entraré más en el barrizal de ese debate, por ahora os dejo este ranking que, como ya he dicho, expone solamente mi opinión. Es decir, no voy a evaluar la calidad de cada una (aunque, indudablemente, eso influya en su posición) sino la opinión que me genera al respecto; por lo que una película que me puede parecer mejor dirigida que el resto no tiene por qué estar en un puesto superior, así como otros largometrajes de menor calidad cinematográfica pueden estar mejor posicionados por el simple recuerdo del momento en que la vi por primera vez o las emociones que me logró transmitir. Sub-je-ti-vi-dad.
El aviso de SPOILERS me parece insultante a estas alturas, pero avisados quedáis. Dicho lo cual, dadle a la fanfarria y que entre el rótulo.
23. El increíble Hulk (Louis Leterrier, 2008)
Si tuviera que elegir una película que eliminar del canon de Marvel sería, con bastante seguridad, la película en solitario del gigantón verde. Para empezar, porque se nota que el concepto de universo cinematográfico estaba todavía en el horno (por mucho que Nick Furia apareciese en la post-créditos de Iron Man y el propio Stark salga en la de esta película) y más parecía una continuación de la horrenda adaptación de 2003 con Eric Bana en el papel principal que un segundo capítulo del UCM propiamente hablando, o así lo da a entender la omisión deliberada del origen del experimento fallido que dio origen a "la Masa". Y en segundo lugar, porque ellos mismos han hecho lo inaudito por olvidar que esta película existe, siendo la única conexión con la misma el general Ross (sí, el del meme de ¡Salga de ahí, soldado!), que desde su reintroducción al comienzo de la fase 3 podría pasar perfectamente por un personaje nuevo al no mostrar en ningún momento interés alguno en el personaje de Hulk: en Civil War lo menciona de pasada como un miembro más de los Vengadores y en su breve cameo en Infinity War los guionistas dejan convenientemente a Banner fuera de plano (coinciden en el funeral de Stark, pero dudo que establecieran contacto).
Espero que en Viuda Negra logre sacar la bestia que hay en él...
En cuanto a Hulk, la sustitución de Edward Norton por Mark Ruffalo más parece un reboot que un simple cambio de actor; parecen dos personajes radicalmente distintos. No se han hecho las cosas demasiado bien con Hulk en el UCM, es un personaje plano en las dos primeras entregas de Vengadores y la evolución que comienza a mostrar en Ragnarok e Infinity War queda bastante chafada cuando la fusión entre las dos personalidades del científico ocurre fuera de escena, antes de Endgame. No sé si veremos más de Hulk en el cine, tal vez el personaje necesite respirar un poco... El resto de la película tampoco dice mucho más, los personajes de Liv Tyler y Tim Roth son bastante planos, los efectos especiales de Abominación han envejecido bastante regular y la trama no da más de sí, es de domingo por la tarde. Tal vez no sea la peor en cuanto a términos de calidad, pero al no estar casi conectada con las demás hace que pierda bastante interés.
Aunque he de reconocer que este golpe es bastante satisfactorio.
Lo mejor: Edward Norton siempre es un punto a favor, su influencia en el guion ha sido más que comentada (y criticada) por los ejecutivos pero ha dado como resultado el único perfil de Banner en el cine que muestra algo de profundidad, en parte gracias a que se desarrolló antes de la era Disney.
Lo peor: su falta de conexión con el resto de la franquicia, aunque la película como ente independiente no funcione del todo mal.

22. Thor: El mundo oscuro (Alan Taylor, 2013)
Dentro de que El increíble Hulk apenas la considero parte del UCM, tal vez me produzca una menor sensación de decepción que en el caso de Thor: El mundo oscuro. La segunda entrega del rubiales me dejó tan frío que pensé seriamente en olvidarme de las pelis de Marvel tras dos chascos en tan poco tiempo, pensando que ya habían dado todo lo que tenían que dar al cine tras la primera de Los Vengadores. Claro, que en la post-créditos te cuelan las gemas del infinito y dejan ahí la duda. La película es una amalgama de sinsentidos e información sobrante a la altura de la nueva trilogía de Star Wars, y el causante tiene nombre y apellidos: Alan Taylor. El director de los peores episodios jamás rodados de Juego de Tronos es también el causante del pinchazo definitivo de la trilogía de Thor, que el bueno de Taika Waititi tuvo que llegar a reinventar con Ragnarok y la anunciada cuarta parte, Thor: Love and Thunder (espero de corazón que no traduzcan el título, porque quedaría realmente ridículo). El villano es, de lejos, el más olvidable de la franquicia, y eso que el listón estaba realmente bajo por entonces; la trama de los elfos oscuros está mal planteada desde el inicio, con un prólogo eterno sobre el abuelo de Thor que no tiene repercusión ninguna en la historia de Asgard y podrían haberse ahorrado perfectamente... y el resto de escenas que protagoniza Malekith tampoco dicen mucho más, sólo aparece jurando venganza en un idioma que no se creen ni ellos (culparía al doblaje, pero la versión original no lo mejora demasiado) y en algunas de las escenas de acción peor montadas de lo que llevamos de siglo. El villano secundario, Kurse, tiene el punto a favor de que acojona un poco más, pero sus poderes son tan inconsistentes con el propio guion de la película que también cae por su propio peso. Y es que todo el film está plagado de inconsistencias que hace que ocurran muchas cosas en poco tiempo pero todo nos dé bastante igual... a nosotros y a la propia Marvel, que de no ser porque no tenían otro sitio al que regresar en el viaje en el tiempo para recoger la gema de la realidad (aunque podrían haber ido a la guarida del Coleccionista y pillar también el orbe, matando dos de un tiro... pero supongo que no daría ninguna profundidad al arco de Thor) la película ha sido referenciada únicamente para hacer chascarrillos sobre ella, como la obra de teatro sobre la (falsa) muerte de Loki al principio de Thor: Ragnarok. Y me parece bastante cómico el modo en que los hermanos Russo escurren el bulto en Infinity War y Endgame respecto al factor de encajar en el guantelete una gema que es, según esta película, un fluido en estado líquido... además, en esta película el éter tiene el poder de abrir portales dimensionales motivado por la convergencia, algo que sería más propio del Teseracto y no de la gema de la realidad, ¿no creéis?
Normal que después de este chasco Chris Hemsworth quisiera colgar el martillo.
Lo mejor: la evolución de Loki como personaje, dando cierto trasfondo y tintes más complejos al perfil psicopático que le definió en la primera de los Vengadores. Diría que lo único para lo que sirve la muerte de Frigga (y el personaje, en general) es para darle una verdadera motivación a Loki y el girito final, aunque predecible, deja un sabor agridulce a una película bastante insípida.
Lo peor: el humor metido cuando no toca, simple y llanamente. Chistes "made in Disney" con poca gracia en plena batalla final que cortan el poco clímax que han sido capaces de crear con un guion tan pobre, muy en sintonía con las nuevas de Star Wars.
Lo del becario de la becaria ni lo mencionamos, vaya ridiculez.
21. Iron Man 3 (Shane Black, 2013)
Después del subidón de ver compartir pantalla a nuestros héroes preferidos, haciendo gala de un concepto inédito que unificaba diferentes sagas en un mismo escenario, un evento cinematográfico sin precedentes que dejó huella en la historia y la economía del cine tal y como se conocía hasta entonces, llegó Iron Man 3. El contexto era el propicio para ser una superventas (como, de hecho, llegó a ser; es la sexta más taquillera hasta la fecha, sólo por debajo de Black Panther y las cuatro entregas de Vengadores), pero aspiraron a crear una película demasiado rompedora en determinadas cuestiones que no se complementan demasiado bien. Por un lado, el guion profundiza en la personalidad de Tony Stark y las consecuencias que dejaron en él los eventos de la batalla de Nueva York ocurridos en Los Vengadores, rozando el estrés-postraumático y la paranoia al crear masivamente nuevas armaduras con las que proteger de nuevas amenazas a la población; después de presentar varias películas centradas en Iron Man, la tercera focaliza en la figura del hombre detrás del héroe. El problema surge en la falta de concordancia con el resto del guion, la situación de Stark no encaja con el sinfín de situaciones a las que se expone con la trama del Mandarín. No me quedaré sólo en la decepción que supuso la revelación de que el villano era una marioneta del científico Aldrich Killian, que estaba cantado desde el primer minuto que era el malo maloso, porque criticarlo es tirar a tablero; el resto de la trama contiene elementos que no me interesan demasiado, como el secuestro del presidente (que le pongan cara al presidente de los EE.UU. tampoco me gusta, al fin y al cabo parte del atractivo de Marvel es tratar de convencer al espectador de que está viendo un cine que, si bien es fantástico, puede ocurrir en la realidad que vivimos, de ahí que la mayoría de las películas se desarrollan en el momento en que son estrenadas), el virus extremis, el tema del niño con el lanza-patatas... no me termina de funcionar, y el desenlace anticlimático en el que Pepper muere y resucita en cuestión de cinco minutos tampoco ayuda. Curiosamente, juntamente a las dos películas anteriores, es como si la propia franquicia ha hecho lo posible por echar tierra de por miedo y hacerse los longuis respecto a todo lo que ocurre en esta película: Iron Man se retira como superhéroe pero reaparece en La era de Ultrón como si nada, destruye todos sus trajes en un acto de catarsis profunda pero después creará la "legión de hierro", se quita la metralla del pecho (parte de la esencia del personaje) pero aparece con el reactor en el resto de la saga (tanto da que sea para albergar nanopartículas)... y Happy deja de ser su jefe de seguridad para salir puntualmente haciendo chascarrillos, ¿por qué no?
Lo mejor: la profundización en la psiquis del genio que es Stark llega a uno de sus puntos culmen en esta película, aunque el resto del guion lo enmarañe un poquitín; la continuidad con los eventos de Los Vengadores, la mella que han hecho en él y la simbología de su acto final destrozando su creación te hacen coger más cariño al personaje, y empatizar con ciertas decisiones que tomará en el futuro.
Lo peor: mezclar la trama del virus extremis (quizá no sea el mejor momento para sacar el tema, mis disculpas) con la banda terrorista del Mandarín dio como resultado dos antagonistas que intercambian sus roles a mitad de la película y desconciertan al espectador sin un remate final que les dé consistencia. Y tiene delito desperdiciar a dos titanes como Guy Pearce y Ben Kingsley.
Eso sí, esta entrada (con su banda sonora) resulta épica.
20. Capitana Marvel (Anna Boden & Ryan Fleck, 2019)
Si hubiese hecho este top hace una semana es probable que os hubieseis encontrado con esta cinta en último lugar, pues salí del cine realmente decepcionado. Habéis tenido suerte de que la he revisionado en casa recientemente, y he descubierto que no es tan mala como me había parecido. A ver, el guion es flojito y los personajes no tienen demasiado trasfondo a excepción de la protagonista, pero tiene otros puntos fuertes que hacen de ella un film bastante entretenido. Entonces, ¿de dónde sale esa reacción inicial? Lo que no me gustó en absoluto fue la sensación de que me estuviesen arrojando a la cara un panfleto ideológico a la hora de ir a ver una película de superhéroes. Esto se puede malinterpretar bastante (me da un poco igual a estas alturas, todo sea dicho), porque no me refiero a que una película no pueda ser reivindicativa como cualquier otro producto del panorama mediático; la intencionalidad no es lo que me molesta (ahí está Black Panther, un ejemplo de cómo la misma empresa sí ha conseguido reivindicar sin ser presuntuoso), sino la forma que eligieron para transmitirlo, que fue centrar su campaña de marketing en publicitarla como "la primera superheroína" (además de retrasar su estreno para hacerlo coincidir con el 8M, aun a riesgo de solapar la taquilla con la de Endgame, que se estrenaba a sólo mes y medio de distancia) e incluir topicazos feministas de tercera ola con calzador en la película, como puede ser un tipo ebrio que increpa a la protagonista que no puede ser piloto porque "los aviones tienen cola". ¿Este es el nivel? El enfrentamiento final con Yon-Rogg es bastante patético, el "no tengo nada que demostrarte" me pareció bastante innecesario. De todas formas, si eso fuera lo único negativo no habría salido del cine con tan malos humos ya que, como os digo, el guion es tirando a flojo. De entrada, la película y la presentación del personaje llegan en un momento que no pinta nada: el mundo se detuvo en abril de 2018 con un chasquido de dedos, y estaba pendiente de cómo se solucionaría todo al año siguiente... pero entre medias te cuelan una película de presentación de un personaje totalmente nuevo, que además amenaza con ser el deus ex machina que patee el culo a Thanos, ¿no os sobra? Luego, aparecen muchísimos personajes en muy poco tiempo, algunos interpretados por actores de renombre que aparecen acreditados en el cartel pese a apenas salir en pantalla (la peor es Gemma Chan, que le supo tan a poco el UCM que la han vuelto a llamar para Los Eternos), además de traer de vuelta a caras conocidas que no pasan del cameo, como es Korath, Ronan "el Acusador" y, en menor medida, el agente Coulson. El que sea una precuela ambientada en los 90 le quita cierto interés al argumento, pues sabemos que Furia vivirá, se quedará el Teseracto y Ronan no se vengará de la Capitana Marvel porque muere en Guardianes de la galaxia. Y sí, me gustaba más la idea de los skrulls como villanos, pero que les pongan de buenos no fue un giro de guion que me desagradase en exceso; tienen tiempo de presentar la especie en profundidad y estoy seguro de que darán de qué hablar en el futuro (crucemos los dedos para Secret Wars).
Lo mejor: ver a Samuel L. Jackson de joven es un puntazo, y que esté ambientada en los 90, además de dar pie a gags como la tienda de Blockbusters nos permite ver los orígenes de SHIELD y conocer un poco más de otros proyectos como el programa SWORD. De paso, expandimos la galaxia que ya conocemos gracias a Thor y los guardianes, que no está de más.
Lo peor: no veo la necesidad de recurrir siempre al Teseracto como catalizador del argumento, parece que no hubiera otras cosas que codiciar en el mundo; además, se pisan a sí mismos la manguera al hacer más confusa la cronología de esta gema en el cine con lo que aparece en esta película. Y que Nick Furia perdiese el ojo porque le arañó un gato es una puta broma.
No entiendo el porqué del gato, en general.
19. Ant-Man y la Avispa (Peyton Reed, 2018)
De un modo similar a la anterior, fue estrenada en un momento en que a la gente que acababa de ver desvanecerse a la mitad de sus héroes las aventuras del hombre hormiga y sus dicharacheros amigos les importaba entre poco y nada. Aun así, el cliffhanger con el que acabó Infinity War fue un buen reclamo para que la gente acudiera en masa a ver la secuela de Ant-Man por sus posibles conexiones con la película anterior, aunque sólo tuvieran lugar en la post-créditos (de hecho, así fue). Como película independiente respira bastante bien, continúa con una fórmula que ya estableció su predecesora, más familiar y palomitera, pero se permite el lujo de mostrar un par de buenas actuaciones, concretamente las de Michael Douglas y el propio Paul Rudd, que se sale en el papel. Hicieron bien en profundizar en la idea del mundo cuántico después de dejar caer la premisa en el zenit de la primera parte, y la trama nos permite además ver a una Michelle Pfeiffer joven bastante bien conseguida (podrían aprender los de Star Wars, que no terminan de acertar). Por lo demás, los secundarios cumplen con la vis cómica y el personaje de Laurence Fishburne me deja con ganas de más. ¿Por qué tan abajo, entonces? Sencillamente, porque es un refrito de la premisa y la fórmula de su predecesora que apenas aporta nada original; funciona, sí, pero no ofrece demasiadas ideas nuevas que le permitan salvarse de un puesto inferior en la lista.
Lo mejor: el mundo cuántico, introducido de forma coherente para que la trama de Endgame no resulte excesivamente precipitada.
Lo peor: uno de los villanos más olvidables de la franquicia que, para variar, al final es rebelde porque el mundo le ha hecho así. Y el personaje de Walton Goggins no lo suple en absoluto, es un antagonista bastante desinflado.
¿Y era estrictamente necesario incluir esto?
18. Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010)
En la misma línea, tenemos una película que  no es demasiado mala, pero no llega ni de lejos al nivel de su predecesora. La profunda evolución que experimenta el personaje de Tony Stark en su presentación al cine se queda un pelín estancada en esta acelerada secuela a la que puede que le faltasen un par de hervores más para haber dado la que podría ser una historia memorable. El argumento tiene enjundia, mostrándonos las consecuencias de que Iron Man revelase su identidad al mundo, al gobierno y a sus propios enemigos, que si bien no son de los menos olvidables sí que están bien construidos y representan una amenaza real para el círculo vital de Tony (gracias, en gran medida, al curro que hizo Mickey Rourke para prepararse el papel de Whiplash y al carisma que siempre derrocha Sam Rockwell en pantalla, incluso a la hora de interpretar a un subnormal como Justin Hammer). La trama del envenenamiento de paladio y la consecuente caída de Stark en el carpe diem peor entendido es bastante interesante, y enlaza bastante bien con el trauma que supone para él la figura de su padre (el cual no superará hasta Vengadores: Endgame). Y en medio de toda esa maraña encuentran un hueco para presentarnos a Viuda Negra y profundizar un poco más en SHIELD, el agente Coulson y Nick Furia... además de cambiar al actor de Rhodey por Don Cheadle, actor sin el cual no funcionaría tan bien la vis cómica del compañero de Tony (y sin esa ironía tan característica, el personaje pierde bastante interés por mi parte).
Suerte que en Endgame no retrocedieron antes de esta película, vaya tela.
Lo mejor: las escenas de acción están estupendamente bien dirigidas, destacaría el circuito de carreras (la secuencia en la que Tony se pone el traje puede que sea la mejor de toda la historia del personaje) y la infiltración de Happy y Viuda Negra en Industrias Hammer, ¡vaya espectáculo!
Lo peor: el villano de Mickey Rourke no termina de brillar, es un quiero y no puedo, al igual que toda la subtrama del ejército que deriva en la primera armadura de Máquina de Guerra. Bastante prescindible.
¿Quién ha pedido una peli de Máquina de Guerra? ¡Ah, sí: nadie!
17. Thor (Kenneth Branagh, 2011)
Es inconfundible la autoría de la opera prima del dios del trueno, pues el tinte shakespeariano de la relación Thor-Odín-Loki no puede venir de la mano de otro cineasta que no sea Kenneth Branagh, director también de la mejor adaptación de Hamlet al cine (sin contar El rey león). No obstante, la película es dinámica y densa a partes iguales en tanto en cuanto pasamos del escenario de Asgard al de Nuevo México, tedioso y decepcionante. La trama de las películas de Thor en la Tierra no ha funcionado hasta el momento (si exceptuamos su breve paso por el santuario de Doctor Strange en Ragnarok, que no deja de ser un cameo), ni esa parte del guion ni ninguno de los personajes. Lo cierto es que todos los secundarios de las dos primeras entregas de Thor resultan bastante prescindibles, incluidos Frigga, Sif y los Tres Guerreros, siendo Heimdall el único que se escapa por tener una personalidad y caracterización perfectamente definidas desde su primer minuto en pantalla; pero la guinda del pastel la presentan los astrónomos capitaneados por Jane Foster, a la que interpreta una Natalie Portman venida a menos que no sabe qué hacer con su vida después del gatillazo de las precuelas de Star Wars. Ni qué decir que la becaria es un auténtico grano en el culo, su sola presencia me perturba y la pobre actuación de Kat Dennings lo empeora. Por lo demás, la película es bastante agradable y sienta las bases del mundo galáctico (ya nos muestra dos nuevos planetas: Asgard y Jottunheim) que se expandirá definitivamente con la saga de los guardianes, además de presentar una de las máximas del UCM: "tus ancestros lo llamaban magia, tú lo llamas ciencia, yo vengo de un mundo donde ambas cosas son lo mismo".
Lo mejor: es una película bien planteada con el recurrente rol del héroe arrogante que aprende a base de terapia de choque, y de paso nos regala al mejor antihéroe que ha dado a luz Marvel por el momento, y esperemos nos siga alegrando el día con sus triquiñuelas en la serie que protagonizará el año próximo en la nueva plataforma de Disney+.
Lo peor: las cejas teñidas de Chris Hemsworth. Punto.
No hay más preguntas, señoría.
16. Spiderman: Lejos de casa (Jon Watts, 2019)
Aclamada por muchos como la mejor película del hombre araña y estrenada solo un mes antes del conflicto empresarial que sacó brevemente a Tom Holland del UCM y de nuestros sueños, lo cierto es que Endgame había dejado el listón bastante alto respecto a la épica como para que nos vendiesen la idea de que la saga, en realidad, terminaba con una película sobre un adolescente de viaje por Europa con sus colegas. Se nota que los intereses de Sony y Marvel Studios habían entrado en conflicto bastante antes, en concreto cuando publicasen el primer tráiler de la película aquí tratada un mes antes de que Spiderman volviera a la vida. Que sí, todos sabíamos que los superhéroes desaparecidos en el chasquido volverían tarde o temprano, pero aquella jugada rozó la suspensión de nuestra (poca) credibilidad. La película me resultó entretenida, ver los desvaríos amorosos de Peter por Praga y Venecia es enternecedor, tiene un villano realmente interesante que se las hace pasar canutas al buen Parker, y los eventos del chasquido de Thanos (rebautizado aquí como "el lapso") tienen consecuencias reales en los protagonistas más allá del desfase cronológico de cinco años: la muerte de Iron Man ha conmocionado al mundo hasta el punto de necesitar urgentemente que un niño tome el relevo (por lo menos hasta que a Marvel le dé por responder a la incógnita del paradero del resto de Vengadores supervivientes), y a nivel hormonal eso tiene un precio. Y sólo por aclararlo, no me considero especialmente hater de la "MJ" que interpreta Zendaya, aunque sí me repatee un poco su rollo outsider. Por lo demás, entiendo perfectamente que no pueden explotar la misma historia una y otra vez sin resultar redundantes, de ahí que omitan relatar desde 0 el origen de los poderes arácnidos, la muerte del tío Ben y traten de darle más importancia a nuevos personajes para no acabar recasteando una vez más a Gwen, Harry y Mary Jane. Que le llamen MJ por Michelle Jones me lo tomo como un guiño a los de la vieja escuela, no es para montar un drama.
Lo mejor: las mejores escenas post-créditos del UCM, de calle. J.K. SIMMONS, TE QUIERO MAN.
Lo  peor: el personaje de Ned que había funcionado tan bien en Homecoming se convierte en un incordio, y el Flash Thompson indio de metro y medio no es ni medio creíble, debería ser a él a quien le hacen bullying.
Mi villano preferido de los cómics, no sé si está realmente muerto... pero sería una pena.

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