sábado, 7 de marzo de 2020

En cuarentena 1x06: Discurso de graduación

Estaba investigando la bandeja de entrada de mi correo electrónico en busca de buen material y me topé con uno de los primeros borradores del discurso que tuve a bien redactar para mi graduación de 2º de bachillerato, hace ya unos cuantos años. La historia es truculenta, porque una denostada profesora de ciencias lo criticó a mis espaldas diciendo que no era digno de unos alumnos de humanidades, lo cual me calentó bastante la cabeza... hasta el punto de publicar este manifiesto y hacerlo rular por los ordenadores del instituto. El caso es que todo aquello tuvo un final satisfactorio, pude dar el discurso que tenía preparado (colando de paso una canción de Los Miserables, como os lo cuento) y he querido compartirlo esta tarde con vosotros para que no quede olvidado. Allá que os va.


M: “No estudiar enferma el alma”, decía Séneca. Qué consuelo, esto vendría a decir que nunca vamos a estar en mejor forma que ahora. ¿O no? Chicos, en un día de enhorabuenas y celebraciones como lo es hoy, en el que no faltarán risas, canciones ni anécdotas graciosas, yo os invitaría a preguntaros si realmente lo habéis dado todo. Si de verdad habéis hecho todo lo que habéis podido en este último tramo de nuestro viaje académico. ¿Creéis que estamos verdaderamente preparados para lo que viene a continuación? En serio, paraos a pensarlo por un momento. ¿Lo creéis?
A: ¿Qué dices?
M: ¿Perdona?
A: Eso no viene en el discurso.
M: No digas bobadas.
A: ¿Dónde está el discurso? Lo has perdido, ¿a que sí?
M: Estás desacreditándome delante de nuestros compañeros de graduación.
A: ¿Dónde quedó?
M: En el lavabo. Creo.
A: Por qué será que no me sorprende. Pues nada, que no se diga que a los de letras no se nos da improvisar. Supongo que todo discurso debería empezar… pues… por el principio.
M: Bravo. ¿Tú crees?
A: No estoy de broma. Anda que no ha llovido desde el primer día que entramos por esa puerta. Y lo nerviosos que estábamos, ¿te acuerdas?
M: Cómo no… algunos antes, otros después, pero todos hemos sentido ese escalofrío por el cuerpo cuando empezábamos el instituto. Cuando nos sentamos por primera vez frente a este escenario. Quién nos iba a decir que seis años más tarde desde esas mismas butacas nos veríamos aquí, a ti y a mí, vestidos de gala, presentando nuestra despedida del centro, nuestro discurso de graduación.
A: Y hablando del discurso (le acercan una página).
M: Veamos (hace como que lee el papel): “me llena de orgullo y satisfacción en estas fechas tan señaladas… (lo arruga haciendo una bola).
A: Te pasa por descargar el discurso de Internet.
M: Ya, pero (voz de Rajoy) ¡“esh gratish”! Espera, creo que tengo por aquí un borrador, aunque este no ha sido censurado por la dirección del centro (saca el verdadero discurso). Volviendo a lo que decíamos, hace seis años…
A: Bueno, seis como mínimo, que algunos llevan más años aquí que Jordi Hurtado en la 2.
M: Sí, cuando esos entraron al instituto todavía había váteres en el baño de los chicos del primer piso y no agujeros, o sea que imaginaos cuánto tiempo ha.
A: Y piensa que de todos los que entramos queda un porcentaje pequeñísimo. Apenas un 20%.
M: Pues sí, tantísimos compañeros que hemos ido dejando atrás con los años, después de haber vivido tantas aventuras entre estas aulas. Grandes recuerdos. Seamos o no merecedores de ello, podemos sentirnos como auténticos ‘elegidos’ por haber conseguido llegar tan lejos.
A: Y algunos nos conocemos desde que éramos bebés, ¡a ti te llevo aguantando desde los dos años!
M: Es mutuo, querida mía. Pero eso no nos ha impedido vivir tan buenas experiencias aquí.
A: ¿Como cuando se estropeó la calefacción en 1º y nos mandaron a casa? Eso sí fue un día para recordar.
M: Yo recuerdo con más cariño el día de la presentación del primer curso, nos trajeron a este mismo salón y nos leyeron las normas de convivencia. De aquellas la primera de estas era que se prohibía el uso de dispositivos electrónicos en clase.
A: Sí, y nada más dijeron la norma a una chica le sonó el móvil. Un tono de Lady Gaga era.
M: Siempre los tonos más originales… aunque como el de Manuel ninguno, amenizando la visita al Museo Arqueológico con ‘la Campanera’ de Joselito.
A: Sí, los profesores también han sido una fuente abundante de anécdotas durante todos estos años. Todos los que estáis aquí, cada uno a su modo, se ha ganado un rinconcito en nuestra memoria, donde vuestras enseñanzas permanecerán siempre. Esperemos.
M: Y otros tantos que no han podido venir. Faustino, Pilar, Amando, el gran Óscar con sus trajes del ejército y aquellas clases tan dinámicas que a tantos cautivaron, no os vamos a olvidar a ninguno.
A: Además muchos nos habéis dado la oportunidad de conocer lugares impresionantes. París, Londres, Praga, Viena… experiencias que no olvidaremos nunca. Desde aquél campamento medioambiental en Palencia, que tan lejano queda…
M: …hasta visitar las villas y termas romanas mejor conservadas de la comunidad. Todo ello contribuirá (y lo está haciendo ya) al desarrollo de nuestra cultura, en todos los aspectos. De corazón y en nombre de todos, gracias a todos los que lo habéis hecho posible.
A: Le debemos mucho a este instituto. En él hemos vivido situaciones memorables que sabemos que no se repetirán, y hemos podido aprender y crecer todos juntos como personas.
M: Es por esto que, yo creo, todos hemos sentido la necesidad de aportar nuestro granito de arena, y de dejar nuestra pequeña huella aquí para la posteridad.
A: Algunas huellas más grandes que otras (mirando al otro).
M: Sí, y a juzgar por el techo de las aulas del primer piso, algunos lo de la ‘huella’ se lo tomaron al pie de la letra. Anda que no.
A: En serio, ahora partimos hacia otra etapa de nuestras vidas. Pero los que os quedáis aquí, tened por seguro que el recuerdo de lo que hemos vivido y aprendido aquí nos lo llevaremos a esta nueva etapa. Todos llevaremos siempre con nosotros una pequeña parte de este sitio.
M: Yo, por ejemplo (saca el manillar de la ventana) me llevaré esto. Bromas aparte, tiene razón. Todos estos años pasarán como inolvidables en nuestras vidas, en especial este último. ¡Menudo último año!
A: Lo empezamos ya con fuerza. Que si el lío de las optativas, exámenes por todos lados…
M: La pobre Mª Jesús tuvo un porcentaje de aprobados casi negativo en el primer examen del curso.
A: ...y en el último. Pero gracias a ella podemos sentirnos todavía más orgullosos de decir que somos de letras. Esto… ¿aquí pone orgullosos con ‘y’?
M: Y decir con ‘z’. Pero estad tranquilos, no todos somos así de zotes. Tenemos grandísimos ejemplos en nuestra propia clase de alumnos que han demostrado día a día su amor a las letras.
A: Tanto es así que tenemos con nosotros a una campeona por partida doble: Lucía, ganadora del certamen nacional de traducción de latín y el regional (por ahora) de griego.
M: Dadle tiempo para el de hebreo y el de chino mandarín, que poco me extrañaría. Un auténtico orgullo haber compartido clase y pupitre con semejante mujer. Aunque con un maestro tan auténtico como ha demostrado ser nuestro Manuel, qué os ibais a esperar.
A: Y más allá de las letras también hemos tenido nuestras peleas: Historia, Francés, Filosofía, Arte, Economía… cada materia ha sido un mundo.
M: Mención aparte a Mariano, por toda la caña que nos ha metido para que vayamos, como él dice: “pum-pum-pum, desde el primer día”.
A: Porque si no hubiera sido así no estaríamos aquí. En el umbral de esta nueva fase que nos envolverá por completo y así, desde el primer momento, con esta primera prueba tan dura que nos espera en pocos días.
M: Lo cual me recuerda, Ana Marcos, a un desafío que nos planteaste el primer día del curso, de que contáramos las veces que entre todos los profesores decíais a lo largo del curso la palabra “selectividad” (sacan un contador en una cartulina).
A: 4.737 contando las que habéis dicho aquí esta tarde. Por si creíais que no era suficiente presión.
M: Y a vosotros, compañeros, os digo: ¡ánimo! Ya nos queda sólo la recta final hacia un nuevo camino que empezar de cero, un sendero que nos llevará al futuro. Sea en academias, grados, o en la universidad, estoy convencido de que a todos nosotros nos irá muy bien en los años venideros.
A: A mí el futuro que me preocupa es el tuyo. ¿Te dejarán entrar en la universidad con la que ha liado el de Podemos en la Universidad de Málaga?
M: Y dale con lo de Errejón… en buen momento se me ocurrió hacerme aquella foto.
A: Como dos gotas de agua. ¿Te nos acabarás haciendo político?
M: Quita, quita, ¡qué peligro! Pero quién sabe. Político, profesor, enfermero, ingeniero o capitán de aviación… cada uno de los presentes hemos sido llamados a desempeñar un papel muy concreto en este mundo, nuestra responsabilidad será descubrir cuál es.
A: Deseamos a todos muy buena suerte, que cada cual sepa seguir su vocación y exprimir al máximo sus capacidades y sus talentos. Y puede que ninguno de nosotros llegue a ser portada del TIME ni a abrir los informativos de la 3, pero si se da la ocasión recordad que esa persona estudió aquí, en este instituto.
M: Y es probable que así sea. Decía Horacio que el tiempo saca a la luz todo lo que está oculto. Tenedlo presente: hoy, esto va por todos nosotros. Gracias.

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